sábado, 28 de agosto de 2010

EVANGELIO DOMINGO 29 DE AGOSTO. 22ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio según San Lucas 14, 7-14

Entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban expiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: " Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que haya otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: " Cedele el puesto a esté ". Entonces avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidió, te diga: " Amigo, sube más arriba. Entonces, quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido ". Y dijo al que lo había invitado: " Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos ".

COMENTARIO.-

A menos de un mes de que Benedicto XVI aterrice en Reino Unido, de acuerdo con los datos ofrecidos por la propia Iglesia, faltan 3,2 millones de euros, de los 8,5 millones que son necesarios para pagar los elementos pastorales del viaje.

Por esta dificultad, los asistentes a las tres misas que el Papa celebrará allí deberán pagar una entrada que oscilará entre los seis euros del acto de Hyde Park en Londres y los 30 euros de la misa de Birmingham. La entrada en Glasgow costará 24 euros. El Vaticano ha preferido sustituir el nombre de entrada por el de “pasaporte del peregrino” para que la obsesión por el dinero no chirríe a los fieles.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy muestran las reglas de oro del protocolo cristiano: renunciar a darse importancia, invitar a quienes no pueden corresponder; dar la preferencia a los demás, sentar a la mesa de la vida a quienes hemos arrojado lejos de la sociedad.
Quien esto hace, merece una bienaventuranza que viene a sumarse al catálogo de las ocho del sermón del monte: «Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

¿Es posible vivir de manera desinteresada? ¿Se puede amar sin esperar nada a cambio? Estamos tan lejos del Espíritu de Jesús que, a veces, hasta la amistad y el amor familiar están mediatizados por el interés. No hemos de engañarnos. El camino de la gratuidad es casi siempre duro y difícil. Es necesario aprender cosas como éstas: dar sin esperar mucho, perdonar sin apenas exigir, ser más pacientes con las personas poco agradables, ayudar pensando sólo en el bien del otro.

Necesitamos centrar a la Iglesia con más verdad y fidelidad en la persona de Jesús y en su proyecto del Reino de Dios. Muchas cosas habrá que hacer, pero ninguna más decisiva que esta conversión, la de volver al mensaje de Jesús. Una Iglesia más sencilla, fraterna y buena, humilde y vulnerable, que comparte las preguntas, conflictos, alegrías y desgracias de la gente. Creando nuevas formas y lenguajes de evangelización, basado en el diálogo y en nuevos carismas que nos permitan comunicar la experiencia viva de Jesucristo. No sé, la verdad, si con estos eventos tan masivos conseguimos construir la Iglesia que nació del mensaje de Jesucristo.

Rafael González Martín. Écija ( Sevilla ). DIFUNDID EL EVANGELIO.

DESDE MI RINCON DE CLAUSURA. http://desdeelrincondemiclausura.blogspot.com

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