martes, 11 de enero de 2011

LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS, DEBE DE SER EL REFLEJO DE LA IGLESIA HOY.

Siguiendo la vida pública de Jesús, que los evangelista recogieron, nos daremos cuenta de que a Jesús lo que más le preocupaba era tres cosas: 1) La salud de las personas. 2) La comida de la gente. 3) Las relaciones humanas de todos con todos.

La prueba más clara de que éstas fueron las tres preocupaciones fundamentales de Jesús está en el hecho patente de que los evangelios se ocupan constantemente de estos tres temas. Es de lo que más hablan los evangelios. Jesús curaba enfermos, participaba en comidas y hablaba de ese asunto con mucha más frecuencia de lo que nos imaginamos, y se referería constantemente a las relaciones de unos con otros.

¿Qué significa esto? Al proceder de esta manera, Jesús nos revelaba cómo es Dios y lo que le gusta a Dios. El Dios que se nos revela en Jesús es el Padre que se preocupa, ante todo, por la salud y el bienestar de todos los seres humanos. Que se preocupa, además, por la alimentación de todos. Y que se interesa, más que nada, por las buenas relaciones de todos con todos. La salud, la alimentación, las buenas relaciones con los demás, son las primeras preocupaciones de todo ser humano. Con lo cual, estoy diciendo que, cuando hablamos de le Encarnación de Dios, lo que en realidad estamos diciendo es que Dios se ha fundido y confundido con lo humano. De forma que a Dios, lo encontramos humanizándonos, es decir, siendo cada día más humanos, más sensibles a todo lo humano ( jM Castillo ).

Y estas tres preocupaciones tendrían que ser las tres preocupaciones de la Iglesia.

Queremos y necesitamos una Iglesia más humana, más interesada por lo que preocupa a todos los humanos, sean de la cultura que sean, o de la religión que sea, o de la mentalidad política que cada cual quiera ser. La Iglesia sigue obsesionada con sus dogmas y sus normas, sus poderes y sus ceremonias... Todo eso es bueno, con tal que, mediente esas cosas, la Iglesia nos haga a todos más humanos, más buenas personas, más respetuosos, tolerantes, cercanos al sufrimiento de los demás. Sólo una Iglesia así, tendrá futuro.

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