lunes, 7 de febrero de 2011

SÓLO UNA IGLESIA MAS HUMANA, TENDRÁ FUTURO.

Mediante los Evangelios, que leeremos durante esta semana, en la liturgia del día, podremos comprobar que Jesús tiene tres prioridades fundamentales. La salud de las personas. La comida de la gente. Las relaciones humanas de todos con todos.

Es de lo que más hablan los evangelios. Jesús curaba enfermos, participaba en comidas y hablaba de ese asunto con mucha más frecuencia de lo que nos imaginamos, y se referería constantemente a las relaciones de unos con otros. Y es determinante caer en la cuenta de que los evangelios hablan de estas tres cosas más que de la oración, la religiosidad, el culto.... Es más, cuando Jesús se refiere al Padre del cielo, es para justificar sus tres grandes preocupaciones. ¿Qué signidica esto? Al proceder de esta manera, Jesús nos revelaba cómo es Dios y lo que le gusta a Dios. El Dios que se nos revela en Jesús es el Padre que se preocupa, ante todo, por la salud y el bienestar de todos los seres humanos. Que se preocupa, además, por la alimentación de todos. Y que se interesa, más que nada, por las buenas relaciones de todos con todos. La salud, la alimentación, las buenas relaciones con los demás, son las primeras preocupaciones de todo ser humano. Y estas tres preocupaciones tendrían que ser las tres preocupaciones de la Iglesia.

Queremos y necesitamos una Iglesia más humana, más interesada por lo que preocupa a todos los humanos, sean de la cultura que sean, o de la religión que sea, o de la mentalidad política que cada cual quiera ser. La Iglesia sigue obsesionada con sus dogmas y sus normas, sus poderes y sus ceremonias... Todo eso es bueno, con tal que, mediente esas cosas, la Iglesia nos haga a todos más humanos, más buenas personas, más respetuosos, tolerantes, cercanos al sufrimiento de los demás. Sólo una Iglesia así, tendrá futuro.

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