sábado, 9 de abril de 2011

EVANGELIO DOMINGO 10 DE ABRIL. 5ª SEMANA DE CUARESMA

Evangelio según San Juan 11, 1-45

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús diciendo: "Señor, tu amigo está enfermo". Jesús, al oírlo, dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella". Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos días donde estaba. Sólo entonces dijo a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea". Cuando llegó Jesús, llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en su casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mí hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios se lo concederá". Jesús dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque hay muerto vivirá; y el que está vivo, y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?". Ella contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo". Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que le acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: "¿Dónde lo habéis enterrado?". Le contestaron: "Señor, ven a verlo". Jesús se echo a llorar. Los judíos comentaban: "¡Cómo lo quería". Pero algunos dijeron: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?". Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. Dijo Jesús: "Quita la losa". Marta, la hermana del muerto, le dijo: "Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días". Jesús le replicó: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?". Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado". Y dicho esto, gritó con voz potente: "Lázaro, ven a fuera". El muerto salió, los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: " Desatadlo y dejadlo andar". Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él".

COMENTARIO.-

En los domingos anteriores, hemos dejando muy claro que el Evangelio de Juan, es un evangelio lleno de simbolismo. El de este domingo reconocido como el de la "resurrección de Lázaro", es sin duda uno de los más llenos de simbolismos. De aquí posiblemente, al encontrarnos nosotros fuera de la mentalidad de Juan y del contexto de su época, nos resulte algo difícil su comprensión hoy en día.

Normalmente, hemos destaco en este pasaje, el milagro que Jesús realiza sobre Lázaro, resucitándolo y dándole nuevamente la vida. Quedándonos simplemente en ese acontecimiento, sin tener en cuenta que este mismo capítulo 11 del evangelio en su versículo 53 nos dice sobre Jesús que aquel día acordaron matarlo. Este milagro de la resurrección de Lázaro, será la gota que colma la paciencia de los enemigos de Jesús. Por eso, ha sido elegido para este último domingo, antes de la semana santa. Acercándonos al clima del drama de la vida de Jesús, siendo hecho de su vida, el presentado por Juan como el que, provoca el desenlace final.

La siguiente conclusión que, podemos sacar de todo esto, es que Jesús no es el camino de la muerte, sino al contrario es el camino de la vida. Otra cosa es que posiblemente el seguimiento integro a Jesús, nos pueda costar la vida. Pero Jesús en su paso por esta vida nos dejo muy claro, que con su estilo de vida la humanidad encuentra la vida. A nosotros no nos debe llamar tanto la atención los milagros de Jesús como sus actitudes y su vida. Debemos mirarlo en su lado imitable más que en su aspecto simplemente admirable que no podemos imitar.

Este creo yo que debe ser el argumento central del evangelio de este domingo. Pero ahora bien, normalmente solemos utilizar este pasaje para reforzar el tema de la resurrección. Un tema complejo de reflexión, que debemos de ir encauzando hacia un entendimiento más del triunfo de la vida, más que de la muerte.

Es decir, es en la vida, dónde tenemos que realizar las cosas, es en la vida dónde tenemos que dejar huellas de seguidores de Cristo; por eso Jesús es la vida.

El evangelista, no recoge nada más de Lázaro en su evangelio después de este acontecimiento, lo que quiere decir, que Lázaro volvió a morir, no es una resurrción, sino una "reviviscencia".

Es bien probable que en la cabeza de la mayor parte de nosotros, la idea de «resurrección» que hay es una idea equivocada. «Resucitar» es otra cosa. No es sólo que la diferencia será que «aquella vida no se acaba», o que «no tiene necesidades materiales» porque «allí serán como los ángeles del cielo»… No. Es que es otra cosa. Y es que es sobre todo un misterio. Nuestra llamada «fe en la resurrección» no es un creer que hay un «segundo piso» al que subimos tras la muerte y allí «continuamos viviendo»… Podríamos decir que todas esas «imágenes» no corresponden al «misterio» en el que creemos, y como tales, pueden ser dejadas de lado (Koinonia). También aquí, yo puedo creer en lo que denominamos «resurrección» sin aceptar la interpretación facilona de que Dios nos creó aquí primero para luego llevarnos a un lugar definitivo….

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO. Rafael González Martín.

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