miércoles, 7 de septiembre de 2011

JESÚS, REVOLUCIONÓ LA RELIGIÓN

Si hacemos un verdadero análisis de nuestra religión en los días de hoy; podemos observar que se diferencia en su estructura, muy poco con la religión que Jesús aprendió y que luego reformó, y de la cual nació el cristianismo.
En tiempo de Jesús, la religión estaba basada en la Ley y su obligación estricta. La observancia del sábado como fidelidad plena a Dios, que incluso estaba prohibido hasta curar al moribundo. Todo controlado por los sacerdotes y fariseos. Hoy en día, tenemos una religión basada en los dogmas, derecho canónico y costumbres piadosas de rezos en templos lujosos. Y todo bajo el control también de la curia religiosa.

La consecuencia histórica de esta forma religiosa, ha sido, con frecuencia y lo es, la de anteponer las catedrales y templos, los rezos y novenas y vida sacramental de apariencia y obligaciones de derecho divino a las necesidades y sufrimiento de la gente.

Pues bien Jesús revolucionó la religión, la cambió en su raiz misma. Porque puso el centro de la religión, no en " lo sagrado " y sus observancias, sino en " lo humano " y en sus necesidades. Daba de comer al hambriento, de beber al sediento y se preocupaba de curar a los enfermos aunque fuera sábado.

Con Jesús descubrimos un nuevo concepto de Dios, que Dios es amor y no el yugo peasado de las normas, leyes y malas interpretaciones de las escrituras. Porque para Él, el ser humano estaba por encima de todo, fuera creyente o no creyente, judio o griego, esclavo o libre como recoge San Pablo.

Cristo nos enseño, que en esos que sufren y necesitan no sólo lo básico para vivir, sino el amor, la compañia y el calor humano de los demás es donde está Dios.

Por eso a Dios y a Jesús, no lo encontramos en los templos, sino fuera de ellos y en las personas que nos rodean. En definitiva en lo HUMANO.

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