viernes, 27 de julio de 2012

JESÚS NO SÓLO ENSEÑA TEORÍA, SINO QUE ENSEÑA SU PRÁCTICA

A esta altura de la crisis económica que estamos padeciendo, queda sobradamente demostrado que la causa  fundamental de ella, ha sido la codicia, la ambición, la inmoralidad, la deshonestidad y la poca vergüenza de unos pocos que ha robado todo lo que han podido, con el pleno consentimiento de las autoridades financieras, políticas y judiciales. Pagando las consecuencias de todo este desmadre ético, los de siempre, los más desprotegidos de la sociedad, los currantes, los que no tienen más poder que el de su trabajo diario que le permite el sustento suyo y de su familia.


Pues bien, esto nos viene a decir, que desde que el hombre inventó el dinero como medio de transacción de sus bienes, creó también en él, las desigualdades e injusticias económicas que tan desgracias han traído y traen en la historia humana.

Por eso, Jesús empieza en el evangelio lo deja muy claro, " Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero ".

Que nos quiere decir Jesús con esto. Que Dios humaniza al hombre. Dios habla al hombre a través de su conciencia, del amor, la igualdad, el compartir, la justicia, la entrega, la confianza, la comprensión; mientras que el dinero también a lo largo de la historia ha hablado a través del egoísmo, la desigualdad, la injusticia, la incomprensión, la desconfianza, en definitiva la deshumanización. Por eso, no podemos servir a Dios y al dinero.

Con esto, no quiero decir, que para vivir el cristianismo, tengamos que vivir en la pobreza, porque la pobreza no es digna del ser humano, ni Dios quiere la pobreza. Si existe la pobreza, no es por Dios; es porque nosotros, vivimos dominados más por el dinero y el olvido de los hermanos, que por el amor de Dios. Dios solo puede ser servido por aquellos que promueven la solidaridad y la fraternidad. En consecuencia, el problema no es ser rico, el problema es que los ricos y los privilegiados son llamados a compartir sus bienes con los necesitados. Pues mientras siga habiendo pobres y necesitados, toda la riqueza que la persona acumule para sí misma, sin necesidad, es "injusta", porque está privando a otros de lo que necesita.

Por eso, la larga exhortación que Jesús continúa en el evangelio a no vivir angustiados por la comida, el vestido y la casa, debemos interpretarla como una liberación del " agobio ", y no como un abandono de la propia responsabilidad de cada uno. Lo que Dios quiere es que hagamos posible dentro de la responsabilidad de cada uno, una sociedad con unas condiciones de vida en las que nadie tenga motivos razonables para sentirse agobiado por problemas de comida, vestido y casa. Esto, es ante todo, " buscar el Reino de Dios y su justicia "

En el Evangelio del domingo, veremos como Jesús nos enseña la práctica de esta teoría.

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