viernes, 26 de abril de 2013

EL DINERO LE HA GANADO LA PARTIDA A DIOS


¿Dónde está la raíz de la crisis económica que estamos padeciendo? Se dice que la explicación de este desastre radica en la codicia de los grandes capitalistas del mundo. Y es verdad. Desde el punto y hora que, desde que la economía mundial se ha organizado en lo que hoy conocemos como GLOBALIZADA, es decir que, los gestores de fondos económicos, bancos, empresas multinacionales o simplemente los millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo al otro apretando el ratón de su ordenador, provocando estos desbarajustes que estamos viendo y viviendo.

¿Quiere decir esto que el hombre de hoy en día es más codicioso que antes?. No creo que eso sea así. Porque hombres codiciosos siempre los ha habido, por todas partes, desde que el hombre es hombre. Lo que pasa es que en estos momentos, se dan las condiciones propicias para que la codicia de unos cuantos haya tenido la fuerza tan necesaria para desestabilizarnos a todos.
Y, ¿Por qué esto?. Pues desde mi punto de vista desde dos factores fundamentales. En primer lugar porque no ha existido una legislación y un derecho de ámbito mundial con el poder y las garantías necesarias para impedir que ocurriera lo que ha ocurrido.
Y en segundo lugar, desde que el hombre se aparta de su verdadera conciencia del bien humano que es Dios, abandona el amor a los demás. De aquí, que Jesús nos decía que, no se pueden servir a dos señores a Dios y al dinero.
Mientras sigamos pensando que lo mío es mío y que la ganancia es lo que importa, podemos estar seguros de que no salimos de la crisis. Y cuando levantemos cabeza, antes o después nos volveremos a hundirnos, y no por que el hombre es el animal que suele caer dos veces en la misma piedra; si no porque nuevamente habremos olvidado el mensaje que Jesús nos deja en el evangelio del próximo domingo. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.







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