La Navidad, es tiempo de
gran solidaridad con los más necesitados. Todos nos volcamos en estas fechas,
organizamos eventos para recaudar dinero, para comprar juguetes, comidas y
ropas, para todos los que buscan una ayuda. Quizás este año, de una gran crisis
económica, nuestra solidaridad sea mayor.
Pero, mirando los efectos
negativos que está dejando la crisis económica en millones de personas, creo
que debemos hacernos un interrogante más profundo: ¿Cómo me afecta esta crisis?
¿Qué puedo y debo hacer?
Es necesario redescubrir el
verdadero significado de la libertad y de la justicia, en una sociedad
eficiente en la que existe quien quiere pisotear los derechos de los más
débiles: los niños por nacer, los pobres, los ancianos, los enfermos. Es esto,
en síntesis, lo que afirmó el Papa Francisco a una delegación del
Instituto Dignitatis Humanae.
"El hombre es creado a
imagen y semejanza de Dios" y por tanto posee "una dignidad
originaria ... que no se puede suprimir, indisponible a cualquier poder o
ideología". El Obispo de Roma partió de esta "verdad
fundamental" para subrayar que "lamentablemente en nuestra época,
rica de tantas conquistas y esperanzas, no faltan poderes y fuerzas que
terminan por producir una cultura del descarte, que tiende a convertirse en
mentalidad común":
"Las víctimas de esa
cultura son precisamente los seres humanos más débiles y frágiles - los niños
por nacer, los más pobres, los viejos enfermos, los inválidos graves... -, que
corren el riesgo de ser ‘descartados', expulsados por un engranaje que debe ser
eficiente a todo precio. Este falso modelo de hombre y de sociedad actúa un
ateísmo práctico negando de hecho la Palabra de Dios que dice: "hagamos el
hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza" (cfr Gen 1,26)".
En cambio -continuó el Santo
Padre- si dejamos que la Palabra de Dios "ponga en discusión nuestras
formas de pensar y de actuar, los criterios, las prioridades y las elecciones,
entonces las cosas pueden cambiar"; "La fuerza de esta Palabra pone
límites a quien quiera volverse hegemónico prevaricando los derechos y la
dignidad de los otros. Al mismo tiempo, dona esperanza y consolación a quien no
es capaz de defenderse, a quien no dispone de medios intelectuales y prácticos
para afirmar el valor del propio sufrimiento, de los propios derechos, de la
propia vida".
En la Doctrina social de la
Iglesia -subrayó el Pontífice- "hay un fruto particularmente significativo
del largo camino del Pueblo de Dios en la historia moderna y
contemporánea: la defensa de la libertad religiosa, de la vida en todas
sus fases, del derecho al trabajo y al trabajo decente, de la familia, de la
educación". "Son bienvenidas", por tanto, todas las iniciativas
que "pretenden ayudar a las personas, a las comunidades y a las
instituciones a redescubrir la portada ética y social del principio de la
dignidad humana, raíz de libertad y de justicia:
"Con tal fin es
necesaria una obra de sensibilización y de formación, para que los fieles
laicos, en cualquier condición, y especialmente aquellos que se comprometen en
el campo político, sepan pensar según el Evangelio y la Doctrina social de la
Iglesia y actuar coherentemente, dialogando y colaborando con cuantos, con
sinceridad y honestidad intelectual, comparten, sino la fe, al menos una visión
similar de hombre y de sociedad y sus consecuencias éticas. No son pocos los no
cristianos y los no creyentes convencidos que la persona humana deba ser siempre
un fin y jamás un medio".
Por eso digo yo, que debemos
de hacer hoy quienes creemos en la dignidad de todo ser humano. Porque la
solidaridad es necesaria, pero más necesario es el compromiso social del
cristiano católico en la lucha por unos valores más justo, con una
participación más activa en la vida social y política. De esta manera, es cómo
podemos producir un cambio en las estructuras sociales.
Que esta navidad nos lleve
no solamente a unos días de solidaridad, si no a un compromiso social.
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