miércoles, 12 de febrero de 2014

DIVORCIADOS Y VUELTOS A CASAR Y LA DOCTRINA SOBRE LA MORAL SOBRE MORAL SEXUAL, CLAVE EN EL CUESTIONARIO

Las posiciones de la Iglesia católica en materia de divorcio y contracepción suscitan críticas de los fieles, según las respuestas del cuestionario del Vaticano sobre los desafíos de la familia, tema de un consistorio previsto por el Papa dentro de dos semanas.

Ocho meses después de su elección, el Papa Francisco lanzó en noviembre una consulta mundial sobre la evolución de la familia moderna, a través de un cuestionario enviado a los obispos de todo el mundo en el que se abordaban temas tabúes como el matrimonio homosexual, las parejas de hecho, el divorcio y la natalidad.

El documento incluía un cuestionario con 38 preguntas, en el que se proponía a los obispos que respondieran a temas vetados hasta ahora a la Iglesia Católica basado en respuestas tanto de fieles como de párrocos.

Las numerosas respuestas son elaboradas actualmente por el Vaticano y es posible que el tema sea abordado durante la asamblea de cardenales o consistorio que se celebrará el 20 y 21 de febrero.

De todos modos, el documento preparatorio, que según la tradicional metodología de la Iglesia debe reflejar las varias visiones de los creyentes con respecto a temas delicados y de gran actualidad que aquejan a la familia moderna, será debatido ampliamente durante el sínodo, o asamblea de obispos, que se celebrará en octubre del 2014.

Mientras en los países desarrollados el cuestionario fue recibido con gran interés, en los países del sur del mundo, en particular de Asia y África, genera desconcierto, dado que algunos de los temas tratados resultan casi prohibidos, explicaron fuentes religiosas.

Las respuestas provenientes de los católicos de Alemania y Suiza van a caer como un balde frío sobre los sectores más conservadores, ya que en ellas se pide el retiro de anatemas doctrinales lanzados por Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Según una encuesta pública hecha por la iglesia suiza, basada en 23,636 respuestas, la mayoría de los consultados, de los cuales el 90% se declararon católicos, "esperan que la Iglesia reconozca y bendiga a los divorciados que se vuelven a casar", y les permita comulgar, algo prohibido hasta ahora.

El 60% "aprueba que la Iglesia reconozca a las parejas homosexuales", aunque también una buena mayoría (80%) considera que el matrimonio religioso es sumamente importante para la pareja, lo que denota una "diferencia" de visión entre generaciones e inclusive entre sexos, explicaron los obispos locales.

La Iglesia alemana recalca en cambio la falta de respeto de las reglas por parte de la mayoría de los católicos y asegura que la convivencia es un fenómeno "casi universal" entre los jóvenes, ya que consideran "irresponsable" casarse antes de constatar la solidez de la relación.

También critican la anulación del matrimonio católico, su alto costo y hasta la falta de "misericordia" por parte de la Iglesia ante los problemas de la pareja que la solicita, sometida a un doloroso enfrentamiento.

En América Latina, algunos religiosos temen que el cuestionario no refleje la realidad del mundo católico por temor a la censura por parte de las instituciones internas de la Iglesia.

Temas como el aborto, el matrimonio homosexual, la anulación del matrimonio católico están sobre el tapete de discusión en casi toda la región, con el mayor número de católicos del mundo.

Además, buena parte de los presidentes de la República latinoamericanos son divorciados que se han vuelto casar, por lo que con ocasión de las visitas oficiales al Papa en el Vaticano son recibidos sin la segunda esposa por exigencias de la Santa Sede, algo que resulta para muchos fieles una hipocresía.

Otro tema importante es el de la sexualidad y la contracepción, que para muchos católicos es un argumento en el que la Iglesia no debe imponer normas, según comentaba recientemente en una entrevista el obispo Pierre Marie Carré, de la conferencia episcopal francesa.


Después del sínodo extraordinario del 2014 se celebrará en el 2015 un sínodo ordinario, que podría adoptar medidas revolucionarias para la Iglesia católica, aunque muchos recuerdan que Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires, tenía posiciones conservadores y fue un acérrimo enemigo del matrimonio gay.

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