sábado, 22 de marzo de 2014

EVANGELIO DOMINGO 23 DE MARZO 2013. TERCER DOMINGO DE CUARESMA.

Evangelio según San Juan 4, 5-42

En aquel tiempo llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, Jesús le dice: "Dame de beber".(Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana dice:"¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" ( porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó:"Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva". La mujer le dice:"Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?, eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?". Jesús le contestó:"El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna". La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla". Él le dice:"Anda, llama a tu marido y vuelve". La mujer le contesta:"No tengo marido". Jesús le dice:"Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad". La mujer le dice:"Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén". Jesús le dice:"Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte, ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad". La mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo". Jesús le dice: "Yo soy: el que habla contigo".

COMENTARIO.-

Lo primero que queda claro en este relato es el respeto, la aceptación y la acogida humana de Jesús hacia cualquier persona. Jesús se encuentra con una mujer extraña y que, además, es despreciada por partida triple: los hombres la desdeñan como mujer, los judíos como samaritana, las demás mujeres como mujer poco ejemplar. Pues bien, a esta tan despreciada, Jesús le asegura que él le va a dar de un agua que va a saciar todas sus carencias y sus anhelos. Jesús le dice la verdad. Pero lo hace de forma que ni le reprocha nada, ni le prohíbe nada, ni impone nada. Jesús le ofrece saciar su sed inmensa. Sed, sin duda, de estima, de respeto y, sobre todo, de cariño.

Segunda gran enseñanza de Jesús: ¿dónde hay que adorar a Dios? ¿cuál es la religión verdadera? ¿en qué consiste el culto auténtico? Las religiones de todos los tiempos se han preocupado, ante todo, por responder a estas preguntas: la definición de un espacio sagrado y la búsqueda de un centro (F. Lenoir). Jesús dijo que, a partir de aquel momento, la verdadera religión, el verdadero templo, el centro de todo, no está ni en este lugar ni en otro, ni en esta religión ni en aquella, sino “en el corazón del hombre”, en el encuentro con el otro. Es decir, donde se reproduce lo que sucedió en el encuentro de Jesús con la samaritana. Jesús realizó el traspaso: de la religión exterior a la espiritualidad interior.

Nuestra pregunta es: ¿Somos los verdaderos buscadores de Dios?

No lo hemos de olvidar. Para encontrarnos con Dios, no es necesario ir a Roma o peregrinar a Jerusalén. No hace falta entrar en una capilla o visitar una catedral, solamente tenemos que ver a Cristo en nuestro hermano.



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