sábado, 12 de abril de 2014

DOMINGO DE RAMOS. ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN.

La liturgia del Domingo de Ramos tiene dos partes muy claras: La Procesión de Ramos y la Misa. El tono es muy distinto en ambas partes. Es alegre y triunfal en la procesión de ramos. Aclamamos a Jesús como Rey que llega. . Fuera de la Iglesia bendecimos los ramos y proclamamos el Evangelio que relata como sucedió lo que vamos a actualizar.

Acabada la procesión empieza la Misa que es de Pasión. El Evangelio que proclamamos, corresponde a la Pasión y Muerte de Jesús según San Mateo 26, 14-27,66.

Por eso, voy a recoger para hoy, el pasaje evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén según el Evangelista Mateo 21, 1-11. Ya tendremos tiempo, durante esta Semana Santa de reflexionar sobre la Pasión y Muerte de Jesús.

La Pasión y la Muerte de Jesús, comienza con su llegada a Jerusalén.

El pasaje evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén según el Evangelista Mateo 21, 1-11.

"Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto". Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila". Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino, algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: "¡Viva el Hijo de David!""¡Bendito el que viene en nombre del Señor!""¡Viva el Altísimo!". Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:"¿Quién es éste?". La gente que venía con él decía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea".

COMENTARIO.-

A la hora de leer este pasaje evangélico, es conveniente distinguir, el hecho histórico que se nos narra y la enseñanza religiosa que se nos transmite.

El hecho histórico es la llegada y entrada de Jesús a la Ciudad Santa, Jerusalén. Jerusalén la ciudad del Templo, donde se encuentra el arca de la alianza.

Debemos de tener en cuenta, que todos los evangelios, son escritos a partir de los cincuenta años de los acontecimientos de la vida de Jesús. Y es, por lo que nosotros podemos deducir, que los evangelistas describen la situación, como si Jesús sabía lo que se iba a encontrar a su llegada a Jerusalén. Ya que la pregunta es inmediata, ¿Esperaba Jesús que le sucediera verdaderamente, lo que le pasó?

Independientemente de esa incógnita, lo cierto es que la llegada de Jesús a Jerusalén, será la culminación y no como un derrotado, sino como aclamara el pueblo: "Bendito el que viene en nombre del Señor". Seguramente, lo más llamativo de este episodio es que los cuatro evangelios coinciden en la aclamación que cantaba la gente: “Bendito el que viene en nombre del Señor” (Mc 10,9; Mt 21,9: Lc 19,38; Jn 12, 13; cf. Sal 118, 25-26).

Tal como está redactado este relato, da la impresión de que, en realidad, lo que allí se produjo no fue una entrada triunfal, sino una manifestación popular de gente sencilla en defensa y exaltación de Jesús. El relato destaca que Jesús entró montado en borrico que nadie había montado.

Es de aquí, de donde parte la según enseñanza de este trozo evangélico. El que viene a la ciudad, centro de la espiritualidad religiosa, es el hombre que viene en nombre del Señor, el Hijo de David, el Hijo de Dios.

El evangelista recoge muy bien en este evangelio, como prepara Jesús, su llega al Templo, a la Ciudad Santa, como prepara el también su camino de espiritualidad. Jesús no deja que nadie lo prepare, lo prepara él y les encarga a sus discípulos como tienen que hacerlo. Pero como tiene que hacerlo para Él y para ellos.

Jesús no entra como un triunfador victorioso. Sino al contrario, con sencillez, con humildad y bondad, rodeados de todos en un ambiente de paz y alegría. Jesús, solidario con los últimos, es esperanza precisamente para ellos.

Lógicamente tendríamos que preguntarnos, ¿Cómo es nuestra entrada en nuestro templo?. ¿Cómo es nuestro camino hacia Jesús?. ¿Cómo es nuestro caminar por la vida?.¿Somos buscadores del triunfo de los demás? ¿Somos solidarios? ¿Somos portadores de paz y de alegría?

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

FELIZ SEMANA SANTA A TODOS.


Mañana pondré el Evangelio de la Pasión de la Misa del Domingo de Ramos.

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