martes, 6 de mayo de 2014

LA FRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y CAMINO PARA LA PAZ

Los acontecimientos que se viven en los territorios soviéticos, tienen preocupado al mundo entero y especialmente al Papa Francisco que varias veces nos ha pedido que recemos por la paz de esos territorios.

Ante esta inquietud por la paz, traigo hoy aquí el primer mensaje del Papa Francisco en las 47 Jornadas Mundial de la PAZ, que se celebró bajo el lema:"LAFRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y CAMINO PARA LA PAZ”.

Este Mensaje, consta de diez puntos, incluidos un breve prólogo y una conclusión, intercalados por dos citas bíblicas:"¿Dónde está tu hermano?" (Gn 4,9); "Y todos ustedes son hermanos" (Mt 23,8), y seis frases con atributos de la fraternidad: "La fraternidad, fundamento y camino para la paz", "La fraternidad, premisa para vencer la pobreza"; "El redescubrimiento de la fraternidad en la economía"; "La fraternidad extingue la guerra";"La corrupción y el crimen organizado se oponen a la fraternidad"; "La fraternidad ayuda a proteger y a cultivar la naturaleza".

"La fraternidad es una dote que todo hombre y mujer lleva consigo en cuanto ser humano, hijo de un mismo Padre. Frente a los múltiples dramas que afectan a la familia de los pueblos —pobreza, hambre, subdesarrollo, conflictos bélicos, migraciones, contaminación, desigualdad, injusticia, crimen organizado, fundamentalismos —, la fraternidad es fundamento y camino para la paz", señala la Santa Sede en una nota.

El texto advierte que "la cultura del bienestar lleva a la pérdida del sentido de la responsabilidad y de la relación fraterna. Los demás, en lugar de ser nuestros ‘semejantes’, se convierten en antagonistas o enemigos, y frecuentemente son cosificados. No es extraño que los pobres sean considerados un ‘lastre’, un impedimento para el desarrollo".

"A lo sumo -denunció-, son objeto de una ayuda asistencialista o compasiva. No son vistos como hermanos, llamados a compartir los dones de la creación, los bienes del progreso y de la cultura, a participar en la misma mesa de la vida en plenitud, a ser protagonistas del desarrollo integral e inclusivo".

Por ello, "la fraternidad, don y tarea que viene de Dios Padre, nos convoca a ser solidarios contra la desigualdad y la pobreza que debilitan la vida social, a atender a cada persona, en especial de los más pequeños e indefensos, a amarlos como a uno mismo, con el mismo corazón de Jesucristo".

"En un mundo cada vez más interdependiente, no puede faltar el bien de la fraternidad, que vence la difusión de esa globalización de la indiferencia, a la cual se ha referido en repetidas ocasiones el Papa Francisco. La globalización de la indiferencia debe ser sustituida por una globalización de la fraternidad".

Finalmente, recuerda que "la fraternidad toca todos los aspectos de la vida, incluida la economía, las finanzas, la sociedad civil, la política, la investigación, el desarrollo, las instituciones públicas y culturales. El Papa Francisco, al inicio de su ministerio, con un Mensaje que está en continuidad con el de sus Predecesores, propone a todos el camino de la fraternidad, para dar un rostro más humano al mundo".

Ante estas palabras del Papa Francisco, recuerdo aquí que el pasaje evangelio de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús no realizó la multiplicación de los panes y los peces de forma material. El milagro de Jesús fue crear un ambiente de Fraternidad y del Compartir entre todos.

Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el momento. El milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se maravillaron después de que vieron que el alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba hambre y necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el egoísmo de los hombres y mujeres que conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás pasaran necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de las primeras comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al partir el pan se descubre la presencia nueva del resucitado.

 La Fraternidad y el Compartir son los primeros peldaños para construir el Reino de Dios.


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