sábado, 27 de septiembre de 2014

EVANGELIO DOMINGO 28 DE SEPTIEMBRE 2014. 26º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: « ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

COMENTARIO.-

Esta parábola es ilustrativa: el hijo que parecía desobediente resultó ser el obediente, el que parecía sumiso resultó ser rebelde. De esta forma “os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”. ¡No puede ser!, está bien que los últimos puedan ser los primeros, como se decía el domingo pasado, pero qué no les ponga nombres.

El texto analiza dos formas diferenciadas de ser creyente o dos momentos que pueden darse en un creyente.

La parábola se entiende enseguida: la ética de Jesús no es la ética de los propósitos y de las palabras, sino la ética de los hechos. Para Jesús, lo que “se dice” no cuenta: lo que cuenta es lo que “se hace”. Sobre todo, cuando lo que se dice es exactamente lo contrario de lo que se hace. Que eso es lo que ocurrió con aquellos dos hermanos. Y lo que le pasa, tantas veces, a la elite religiosa: en sus predicaciones hablan contra el apego al dinero quienes se parecen a cualquier cosa menos a un pobre; hablan contra el orgullo quienes ocupan sede poder y dignidad; son severos censores del sexo quienes ocultan y protegen a delincuentes sexuales. (Castillo)

Jesús acentúa su denuncia al afirmar que los grupos más despreciados por la elite religiosa (publicanos y prostitutas) le llevan la delantera a esa elite en el camino hacia el Reino. A juicio de Jesús, los más rezagados en el camino hacia Dios son precisamente los que se piensan que van por delante de los demás y los que se ven a sí mismos como ejemplo a seguir. (M. Zerwick)


En este camino van por delante,  no quienes hacen solemnes profesiones de fe, sino los que se abren a Jesús dando pasos concretos de conversión al proyecto de Dios.

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