El pasado sábado todos nos
sobrecogíamos ante las devastadoras imágenes del terremoto ocurrido en Nepal. Ha
sido el terremoto más grave que ha sufrido el país nepalí desde el acontecido
en 1934. Hasta el momento, el número de víctimas supera las 5000 y los daños
materiales son cuantiosos. Asimismo, la destrucción y el déficit de recursos ha
provocado una crisis humanitaria que se traduce en 8,1 millones de personas con
necesidad de asistencia humanitaria y 1,4 con necesidad de alimento; por ello,
gran parte de la comunidad internacional ha cooperado enviando alimentos y
equipos de búsqueda y rescate.
Ante esta realidad, son
muchas las personas que piensan y se dicen: “Si Dios existe, ¿cómo permite que
ocurra estos desastres naturales, que tanto sufrimiento causan?”. Incluso
algunos aprovechan hasta para llegar a afirmar que “Ha sido un castigo
celestial”
Mi respuesta a todo esto, me
la dado el Evangelio de la liturgia de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve
a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así el que cree
en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no
lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra
que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado
por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de
decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo
que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
Mi respuesta es muy tajante: Si Dios
existe y tiene poder para impedir que pasen estas catástrofes y no lo impide,
ese Dios es un criminal, un asesino y lógicamente tenemos que temerle y hasta
alejarnos de él. Y no vale aquí el argumento teológico fácil de que Dios es un
Misterio. Un "Misterio cruel", por muy Misterio que sea. Jn (12,44-50).
Sin duda alguna, lo más
importante, que hay en este pasaje del Evangelio, es que cambia nuestra idea de
Dios. La existencia de Dios es un enigma y un misterio. Pero, además de eso, la
idea misma de Dios es una contradicción. Porque, cuando hablamos de Dios,
tropezamos con un problema que no tiene solución; y es, conciliar la
omnipotencia y la bondad de Dios con el mal que hay en el mundo. A la vista de
tanta desgracia, o Dios no es tan poderoso como dicen; o no es tan bueno como
lo imaginamos. Lo que pasa, es que Dios, no es como nosotros nos lo imaginamos,
es decir, con poder para impedir que pasen estas catástrofes. Esto, nos lleva a
la convicción de que el poder de Dios no es tan omnipotente y todopoderoso,
como nosotros nos lo imaginamos y como nos lo han enseñado.
Por tanto, Dios tiene que
ser diferente de cómo nos lo han presentado muchos filósofos y teólogos. Y más
aún, si tenemos presente lo que dice Jesús en el Evangelio: “el que me ve a mí,
ve al que me ha enviado”. Es decir, la gente que veía a Jesús, veía a un
hombre. Pero lo grande es que, en aquel hombre, veía a Dios, que era quien lo
había enviado. El hombre Jesús es la imagen de Dios. De forma que, a partir de
Jesús, no se trata de aplicar los atributos divinos al modesto judío de
Nazaret, sino de entender a Dios desde las convicciones humanas de Jesús.
Es decir, nosotros los
cristianos lo que creemos es en el Dios de Jesús. Y el Dios Padre que Jesús nos
presenta es un Dios omnipotente y todopoderoso en AMOR. Y es a través del AMOR
al prójimo, como podemos conocer al Dios de Jesús. Pues, el mismo Jesús nos lo
dice: "Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino
el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. ... (Mt 11, 25-27; Cf.
Lc 10, 21). El Dios de Jesús nos habla en nuestra conciencia, sobre el bien o
el mal de nuestro comportamiento. Porque, de nuestro estilo de vida depende la
construcción de su Reino.
En definitiva. Si Dios
existe y tiene poder para impedir que pasen estas catástrofes y no lo impide,
ese Dios es un criminal, un asesino y lógicamente tenemos que temerle y hasta
alejarnos de él. Y no vale aquí el argumento teológico fácil de que Dios es un
Misterio. Un "Misterio cruel", por muy Misterio que sea.
Nosotros, lo único que
podemos saber es que Dios es la trascendencia y que el mundo, el planeta, la
naturaleza, todo eso es como es. Y no podemos saber si existe algún responsable
de que pasen estas cosas. Aunque creemos que la vida viene de Dios.
Así veo yo la cuestión, de
otra manera es meternos en un callejón sin salida, en el que nos encontraremos
con un Dios maldito, que nos va a tener asustado y con miedo toda la vida.
Maldita se la hora en la que nos lo enseñaron así el inmenso AMOR de Dios.
Dios lo que nos llama es en
estos momentos a ayudar al pueblo de Nepal.
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