miércoles, 29 de abril de 2015

DIOS Y LAS CATÁSTROFES NATURALES.

El pasado sábado todos nos sobrecogíamos ante las devastadoras imágenes del terremoto ocurrido en Nepal. Ha sido el terremoto más grave que ha sufrido el país nepalí desde el acontecido en 1934. Hasta el momento, el número de víctimas supera las 5000 y los daños materiales son cuantiosos. Asimismo, la destrucción y el déficit de recursos ha provocado una crisis humanitaria que se traduce en 8,1 millones de personas con necesidad de asistencia humanitaria y 1,4 con necesidad de alimento; por ello, gran parte de la comunidad internacional ha cooperado enviando alimentos y equipos de búsqueda y rescate.

Ante esta realidad, son muchas las personas que piensan y se dicen: “Si Dios existe, ¿cómo permite que ocurra estos desastres naturales, que tanto sufrimiento causan?”. Incluso algunos aprovechan hasta para llegar a afirmar que “Ha sido un castigo celestial”

Mi respuesta a todo esto, me la dado el Evangelio de la liturgia de hoy

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»
Mi respuesta es muy tajante: Si Dios existe y tiene poder para impedir que pasen estas catástrofes y no lo impide, ese Dios es un criminal, un asesino y lógicamente tenemos que temerle y hasta alejarnos de él. Y no vale aquí el argumento teológico fácil de que Dios es un Misterio. Un "Misterio cruel", por muy Misterio que sea. Jn (12,44-50).

Sin duda alguna, lo más importante, que hay en este pasaje del Evangelio, es que cambia nuestra idea de Dios. La existencia de Dios es un enigma y un misterio. Pero, además de eso, la idea misma de Dios es una contradicción. Porque, cuando hablamos de Dios, tropezamos con un problema que no tiene solución; y es, conciliar la omnipotencia y la bondad de Dios con el mal que hay en el mundo. A la vista de tanta desgracia, o Dios no es tan poderoso como dicen; o no es tan bueno como lo imaginamos. Lo que pasa, es que Dios, no es como nosotros nos lo imaginamos, es decir, con poder para impedir que pasen estas catástrofes. Esto, nos lleva a la convicción de que el poder de Dios no es tan omnipotente y todopoderoso, como nosotros nos lo imaginamos y como nos lo han enseñado.

Por tanto, Dios tiene que ser diferente de cómo nos lo han presentado muchos filósofos y teólogos. Y más aún, si tenemos presente lo que dice Jesús en el Evangelio: “el que me ve a mí, ve al que me ha enviado”. Es decir, la gente que veía a Jesús, veía a un hombre. Pero lo grande es que, en aquel hombre, veía a Dios, que era quien lo había enviado. El hombre Jesús es la imagen de Dios. De forma que, a partir de Jesús, no se trata de aplicar los atributos divinos al modesto judío de Nazaret, sino de entender a Dios desde las convicciones humanas de Jesús.

Es decir, nosotros los cristianos lo que creemos es en el Dios de Jesús. Y el Dios Padre que Jesús nos presenta es un Dios omnipotente y todopoderoso en AMOR. Y es a través del AMOR al prójimo, como podemos conocer al Dios de Jesús. Pues, el mismo Jesús nos lo dice: "Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. ... (Mt 11, 25-27; Cf. Lc 10, 21). El Dios de Jesús nos habla en nuestra conciencia, sobre el bien o el mal de nuestro comportamiento. Porque, de nuestro estilo de vida depende la construcción de su Reino.

En definitiva. Si Dios existe y tiene poder para impedir que pasen estas catástrofes y no lo impide, ese Dios es un criminal, un asesino y lógicamente tenemos que temerle y hasta alejarnos de él. Y no vale aquí el argumento teológico fácil de que Dios es un Misterio. Un "Misterio cruel", por muy Misterio que sea.

Nosotros, lo único que podemos saber es que Dios es la trascendencia y que el mundo, el planeta, la naturaleza, todo eso es como es. Y no podemos saber si existe algún responsable de que pasen estas cosas. Aunque creemos que la vida viene de Dios.

Así veo yo la cuestión, de otra manera es meternos en un callejón sin salida, en el que nos encontraremos con un Dios maldito, que nos va a tener asustado y con miedo toda la vida. Maldita se la hora en la que nos lo enseñaron así el inmenso AMOR de Dios.

Dios lo que nos llama es en estos momentos a ayudar al pueblo de Nepal.


.




No hay comentarios:

Publicar un comentario