Bajo el lema “SÓLO DIOS
BASTA” y dentro del Año jubilar Teresiano dedicado a la Vida Consagrada, celebraremos
el próximo domingo 31 de Mayo, la “Jornada pro Orantibus”, coincidiendo con la solemnidad de la
Santísima Trinidad. Jornada dedicada a la oración por cuantos en la Iglesia se
han consagrado a la vida contemplativa.
A lo largo de la historia de
la Iglesia, el Pueblo de Dios, ha ido configurando una serie de carismas y
espiritualidades en órdenes religiosas, cuyos miembros han deseado un objetivo
común, dedicar formalmente su vida a Dios. Espiritualidades, que nacieron en
una mentalidad, de un tiempo concreto y que posiblemente hoy en día, muchos no
le encuentran sentido, ni comprenden.
Pero que con su existencia,
nos invitan en primer lugar a reconocer el valor de la oración, que el mismo
Jesús practicaba en las madrugadas o en las noches para ponerse a la escucha de
cuanto le Padre le decía; y en segundo lugar nos invitan a la adoración
eucarística, presencia real de Jesucristo en el sacramento.
Es verdad, que nuestros
conventos están mermados en número y altos en la edad de las personas que los
habitan. Esto nos hace pensar obsesionadamente en su futuro y pedimos a Dios
nuevas vocaciones. Lo cual, me parece correcto. Pero creo, que también debemos
aprovechar esta jornada para dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, y hacer
una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:
- ¿Qué caminos está tratando
de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta sociedad?
- ¿Qué llamadas está
haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional
de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción
en la sociedad moderna?
Mientras el Espíritu nos
ilumina, hermanos nuestros han decidido dedicar su vida a la contemplación.
Forman parte del Pueblo de Dios y por lo tanto es justo, que nosotros
dediquemos el domingo además de comprender el Misterio de la Trinidad a orar en
favor de ellos, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud. Además de
aprovechar el Domingo para visitar algún convento de clausura.
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