Hoy en la solemnidad de los
apóstoles San Pedro y San Pablo, quisiera reflexionar sobre sus sucesores a lo
largo de la historia de la Iglesia que han sido los Papas y los Obispos.
A nada más que, demos un
breve repaso de los Evangelios, podemos observar, que Jesús nunca habló de la
Iglesia y mucho menos de su organización y jerarquía. Lo más que podemos decir
es que, al anunciar el Reino de Dios, " puso el comienzo " de lo que
después de Pentecostés empezó a ser la Iglesia (Conc. Vat II: LG 5).
Es verdad, que Pedro tuvo un
puesto más destacado entre los apóstoles y en la comunidad primitiva de
Jerusalén. Este puesto, con el paso de los tiempos fue ocupado por el Obispo de
Roma, llegando a ocupar el puesto más relevante de la Iglesia universal, - el
Papado -. El cual, es lógico como fuente de unidad de todas las Iglesias
locales, pero no como concentración de poder pleno organizativo de la Iglesia.
Y la prueba la hemos tenido últimamente en las Iglesias de España, con los
recientes nombramientos episcopales, los cuales han dado lugar a una serie de
reacciones y protestas dentro del Pueblo de Dios.
Por eso recordando la mejor
tradición de la Iglesia, de los Santos Padres y del magisterio pontificio,
ellos nos deberían hacernos pensar para el futuro. Pues, yo creo que los
futuros nombramientos de Obispos, estarán cada vez más llamados a la elección
por su comunidad. El Papa San Celestino I dijo: < Nadie sea dado como obispo
a quienes no lo quieran >. El Papa San León dijo: < El que ha de estar al
frente de todos debe ser elegido por todos > (Cuaderno 166 de CiJ). Juan
Pablo II pidió, repetidas veces, a los Obispos y teólogos de todo el mundo, que
colaborasen en la búsqueda de formas de ejercer el " ministerio de Pedro
" que sean más coherentes con lo que Dios quiere para su Iglesia y también
para hacer viable el diálogo entre cristianos y con otras religiones ( JM
Castillo ).
No se las dificultades que
llevaría hoy en día la vuelta a la práctica de la Iglesia primitiva; creo que
las mismas dificultades por la que pasaron en las diversas formas de elección.
Lo cierto es, que si queremos seguidores de Jesús en la Iglesia Católica, esta
deberá ser una Iglesia más cercana y abierta a sus feligreses y presidida por
miembros realizados en la comunidad. El cual, no será valorado por su
conocimiento, sino por su seguimiento en Jesucristo.
Que la solemnidad de los
apóstoles Pedro y Pablo, nos hagan reflexionar con amor en la Iglesia, pues en
ella hemos recibido el mensaje más grande de salvación y la cual nos acoge en la
maduración de nuestra fe.
Felicidades a los Pedro y
Pablo.
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