viernes, 30 de octubre de 2015

EL SÍNODO DE LAS FAMILIAS FORTALECE LA IMAGEN DEL PAPA Y DE LA IGLESIA DE BASE.

La finalización de este Sínodo de las familias ha cumplido los objetivos marcados de la prudencia, de los pequeños pasos y deja venir los acontecimientos.

Uno de los principales objetivos es sin duda alguna ha sido el fortalecimiento de la imagen y la figura del Papa Francisco, admirado y querido por la gente (católica o no), le faltaba el reconocimiento de un sector de su propia jerarquía eclesiástica de ojos conservadores. Los 'enemigos'  que dentro del Sínodo, quedaron tan en evidencia, han tenido que plegarse al sentir de la mayoría. Y eso que intentaron maniobrar con todos los medios.

Otro sin duda alguna de los objetivos ha sido la democratización de la Iglesia, en el sentido  de que el Papa está dispuesto a descentralizar el ejercicio del poder en la Iglesia e, incluso, a ceder competencias a los obispos. De hecho, al cederles ya competencias directas en la concesión de nulidades, el Papa ha realizado un profundo acto de reforma del papado. Hacía casi mil años que un Papa no cedía parte de sus poderes voluntariamente. Es el paso de una Iglesia donde los de abajo son ya escuchados.

Pero sin duda alguna, el mayor avance ha sido el reconocer por parte de los obispos que el tema de la moral familiar y la sexualidad, la gente ha vivido y sigue viviendo de espaldas al rigorismo doctrinal eclesial. Una doctrina que ha colocado a la Iglesia durante todos estos años como enemiga. Pues, en este tema de la sexualidad, la Iglesia durante mucho tiempo ha intervenido en él con sus enseñanzas, pero seamos claro, ¿quién hace caso hoy en día a los prelados en cuestiones de la sexualidad o del control de la natalidad, según las enseñanzas de la Iglesia? Por ejemplo, el tema del uso de los preservativos como método profiláctico, pero también anticonceptivo. Cuando el propio Vaticano II parecía haberse colocado en la línea aperturista, aceptando el principio de la “paternidad responsable”. Y, es que, el conflicto la de sexualidad no ha estado tanto en los seguidores de la Iglesia Católica, sino más bien en la jerarquía eclesial. Ya que hace tiempo, los fieles tomaron el camino de su conciencia. Como toman en muchas más cosas, que tienen referencias eclesiales. Pensamiento que ha sido reconocido en este Sínodo, dejando a cada uno actuar según su propia conciencia.

Las medidas, sobre todo las más polémicas de la comunión a los divorciados o la situación de los gays, quedan en manos del Papa, signo y garantía de comunión eclesial. Ante esta situación yo apelo también a la conciencia de cada uno. Debemos de recordar que las personas separadas, divorciadas y divorciadas vuelta casar civilmente siguen siendo miembros de la Iglesia. No están excomulgados; no han sido expulsados de la Iglesia. Luego si esto es así, no tiene sentido participar en una comunidad eclesial, que no deja sentarte a la mesa compartida de Cristo. Mesa compartida, que es el pleno encuentro de la comunidad.

Por eso, les digo a todos los divorciados que, cuando nosotros no os comprendemos, Dios Padre seguro que os comprende y os habla en la voz de vuestra conciencia desde su infinita misericordia, amor, comprensión y compasión. Desde vuestra conciencia, estáis llamados a sentaros o no, en la mesa compartida del amor de Cristo.

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