viernes, 23 de octubre de 2015

¿PODEMOS SALIR DE LA INDIFERENCIA?




¡Qué estamos en la sociedad de la comunicación!, es sin duda alguna, una realidad. Pensemos la cantidad de información que diariamente recibimos por los distintos medios que tenemos, televisión, radio, emails, Whapss, …; es brutal.

Pero, más brutal, es quizás, la indiferencia que tanta información que recibimos nos está causando ante la realidad de las cosas que nos rodea. Vivimos a veces como «ciegos», sin ojos para mirar la vida. Sentados e instalados en nuestra vida cómoda que no nos inmuta ya ni los sufrimientos de las personas.

Por eso, el evangelio del próximo domingo nos puede ayudar a reflexionar, posiblemente ante nuestra ceguera e indiferencia de las realidades del mundo. Ante nuestra ceguera, se escuchan los gritos de compasión de esos miles de refugiados que huyen y buscan una nueva oportunidad en su vida fuera de sus tierras.

Cuando se comenten atropellos e injusticias, todos tenemos la tendencia espontánea de buscar unos culpables. Y pocos, muy pocos, son lo que piensan en su propia responsabilidad. Cuando lo cierto es que si todos fuéramos más íntegros, más responsables y más libres, sin duda alguna, este mundo funcionaría mejor y en él habría menos sufrimiento y más respeto de todos hacía todos.

Ante esta realidad, vendrá la clásica pregunta: ¿Qué podemos hacer?


Pues, como el ciego Bartimeo, pesar de su ceguera, no deja escapar la ocasión y comienza a gritar una y otra vez. Pues, igual nosotros, gritemos, alcemos nuestras voces ante las injusticias y atropellos que viven las personas en el gran drama de la emigración.

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