El Papa Francisco emprendió
el pasado miércoles día 25, su primer viaje a África donde visitará Kenia,
Uganda y la República Centroafricana (RCA) y regresará el 30 de noviembre. Se
convertirá en el cuarto Papa que viaja a este continente después de Pablo VI
(Uganda, 1969), Juan Pablo II, que visitó 42 países africanos, y Benedicto XVI.
La intención del Papa
Francisco es visitar los tres países, incluida la RCA a pesar de que en los
últimos meses se han vivido nuevos brotes de violencia, así como ante las amenazas
de posibles atentados.
En Kenia el Papa ha celebrado
una reunión interreligiosa, un encuentro en la Universidad de Nairobi y también
visitará la barriada de Kangemi y acudirá a la sede de las Naciones Unidas.
En Uganda, visita el
santuario anglicano de los mártires de Namugongo y dialoga con los jóvenes
ugandeses.
El domingo 29 de noviembre,
primer domingo de Adviento, partirá hacia la RCA donde llevará a cabo una
visita a un campamento de refugiados, víctimas de la guerra civil. El Papa
también abrirá la Puerta Santa de la Catedral de Bangui, con una anticipación
del inicio del Jubileo de la Misericordia, que en Roma será el 8 de diciembre.
Este viaje del Papa
Francisco me enseña como el Papa enseña y vive el mensaje evangélico. No
sé, si ha cogido a propósito esta fecha
de inicio del tiempo litúrgico de Adviento, para la realización de este viaje;
sino es así da igual todo viene bien.
Y es que al inicio de este
tiempo de Adviento, este viaje del Papa Francisco me hace ver que la religión
con Jesús no está en los templos solamente, sino que la religión con Jesús está
y debe de estar presente en el mundo. Y en la vida siendo testigos de la
esperanza que vamos a recibir en Él, actuando con honradez y responsabilidad en
todos los ámbitos sociales.
Y, digo esto, porque lo importante
durante este tiempo de Adviento que comenzamos, es caer en la cuenta de que no
es lo mismo hablar de Adviento, lo que viene “desde de arriba”, que de Futuro,
lo que viene “desde abajo”. En el primer caso hablamos de “portentos divinos”.
En el segundo caso, nos referimos a “responsabilidades humanas”. Como es
lógico, las religiones tienen tendencia a insistir más en la necesidad de la
“intervención de los dioses” que de la “historia de los hombres”. Ahora bien,
si algo dejó claro el Evangelio es que el mundo se arregla mediante la
“responsabilidad histórica” y no esperando “apariciones divinas”. La Navidad
nos enseña que la idea fundante del cristianismo se centra en afirmar que Dios,
en Jesús, entró en la historia de los hombres para enseñarnos que lo decisivo
es actuar con honradez y responsabilidad para humanizar esta historia nuestra.
(Castillo)
De aquí que el Adviento,
debe de suponer también para nosotros una preparación para la llegada al
realismo de Jesús en los tiempos que nos ha tocado vivir. Estamos viviendo unos
momentos difíciles a nivel mundial en todos los ámbitos, políticos, sociales,
económico, militares, religiosos.
Por eso, las palabras que
escuchamos en el evangelio del próximo domingo después de muchos siglos, no
están dirigidas a otros destinatarios. Son llamadas que hemos de escuchar los
que vivimos ahora en la Iglesia de Jesús, en medio de las dificultades e
incertidumbres de estos tiempos.
La Iglesia actual marcha a
veces como una anciana «encorvada» por el peso de los siglos, las luchas y
trabajos del pasado. «Con la cabeza baja», consciente de sus errores y pecados,
sin poder mostrar con orgullo la gloria y el poder de otros tiempos.
Es el momento de escuchar la
llamada que Jesús nos hace a todos.
«Levantaos», animaos unos a
otros. «Alzad la cabeza» con confianza. No miréis al futuro solo desde vuestros
cálculos y previsiones. «Se acerca vuestra liberación». Un día ya no viviréis
encorvados, oprimidos ni tentados por el desaliento. Jesucristo es vuestro
Liberador. (Pagola)
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