sábado, 28 de febrero de 2015

EVANGELIO DOMINGO 1 DE MARZO 2015. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA.

Evangelio según San Marcos 9, 2-10

“En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se le aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: "Este es mi hijo amado; escuchadlo". De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:" No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos". Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos".

COMENTARIO.-

La transfiguración del Señor, es un acontecimiento que está narrado en los evangelios sinópticos, en Mt 17, 1-6; Mc 9, 1-8 y Lc 9, 28-36. La Iglesia recuerda y celebra este acontecimiento, el 6 de agosto y el segundo domingo de cuaresma.

Debemos tener presente, al leer este pasaje evangélico; que los evangelios se escribieron 50 o 60 años después de la muerte de Jesús. Lógicamente, en ellos no podemos descartar, la influencia de la experiencia religiosa vivida por los apóstoles y de las primeras comunidades, tras la resurrección del Señor.

Por eso, es imposible saber con seguridad, lo que, en este episodio, hay de historia real o de experiencia religiosa. Lo que, si debemos, es sin duda alguna, extraer alguna enseñanza.

La primera enseñanza que debemos sacar es la importancia, que para Jesús tiene la ORACION, como fuente de unión con el Padre. Esto intenta enseñárselo también a sus discípulos, por eso nos dice el evangelio: " Jesús se llevó a Pedro, a Juan y A Santiago a lo alto de una montaña para orar”. El evangelista, nos quiere hacer ver la importancia de la oración en Jesús, de forma que está lo transfiguraba. Es decir, realizaba en él un cambio de forma de modo tal, que revela su verdadera naturaleza. Jesús revela el Dios del Amor.

Tal fue la experiencia vivida por los apóstoles, en la oración de Jesús, que el evangelista, quiere simbolizar con Moisés y Elías, la transformación del concepto de Dios. Moisés, representa el Dios de la Ley. Jesús, representa el Dios del Amor. Jesús es la transformación de lo antiguo a lo nuevo. Esa armonización de lo antiguo a lo nuevo está reflejada en la voz de Dios: " Éste es mi hijo, el escogido; escuchadle”. Quedando más claramente explicado después por el evangelista en la expresión: " Jesús se encontró sólo”. Ósea, que sólo el seguimiento de Jesús es lo que basta.

La segunda enseña, que debemos extraer, de este pasaje evangélico y de la fiesta que celebramos hoy, es si nuestra oración nos transfigura también como a Jesús.

Hay personas que le da más importancia a las leyes religiosas, al templo, al culto religioso, a las imágenes, a los sacerdotes, al papa, olvidándose que lo determinante en nuestra vida es Jesús, y el seguimiento a Jesús, ya que él es la luz y el motor de nuestra vida. Solo él.

También la Iglesia como pueblo de Dios, que nació de la experiencia con Cristo, debe escuchar a Jesús, y sentirse llamada a la transfiguración, e invitada a salir de su conformismo. La transfiguración eclesial debe romper con ese estilo de vida sacramentalista y acomodado en los tiempos y, empezar a abrirse y estar atenta, a la interpelación que el evangelio, nos pide en función de los signos de los tiempos.

Este tiempo de cuaresma, nos debe servir, para intentar encontrar "solo a Jesús", no solo en nuestras actividades cofrades y cuaresmales, sino también, en un verdadero compromiso de conversión, a través de nuestro encuentro con Jesús, en nuestra ORACION individual y comunitaria y especialmente en nuestro comportamiento con los demás.


LEAMOS EL EVANGELIO, COMO FUENTE DE TRANSFIGURACIÓN. DIFUNDID EL EVANGELIO.PÁSALO.

viernes, 27 de febrero de 2015

LA CUARESMA TIEMPO DE ORACIÓN, PARA LA CONVERSIÓN.

El Evangelio de la liturgia de ayer, me da pie, a reflexionar sobre el tema de la ORACIÓN. Reflexión, que nos abrirá el camino, para el comentario del evangelio del próximo domingo.

Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas (Mt 7, 7-12).

Aunque, la interpretación y la utilización, que hacemos de este texto evangélico, es para dar fundamento a la oración de petición, que posiblemente es la más utilizada por todo nosotros, y las más frecuentes, que se producen en cualquier experiencia religiosa, como lo demuestra, los estudiosos de la historia y la fenomenología de las religiones.

Pero en los textos evangélicos que leeremos en esta cuaresma, empezando por el domingo próximo, veremos que la ORACIÓN, en Jesús tiene otro fin. Los Evangelios, nos narran, como Jesús dedicaba ciertas noches al diálogo con El Padre, (Mt 14, 23-25). Jesús pasaba las noches en oración. Y rezó intensamente antes de la pasión y en el momento mismo de morir.

Jesús nos dejó claro que la oración, no por ser prolongada o de mucha palabrería, va a ser más eficaz. Lo determinante no es el mucho tiempo que se reza, sino la sinceridad, la verdad, la transparencia de nuestro "deseo" hecho oración, de manera que nos conduzca a una transfiguración, como Jesús.

Por eso, es frecuente en Cuaresma, ver en la comunidad cristiana, las oraciones comunitarias, de vía-crucis, rosarios, triduos y quinarios. Y eso, está también, ya que, Jesús no sólo nos dejó claro que la oración individual es necesaria, sino que la comunitaria también. Por eso, nos enseñó la oración comunitaria más hermosa, EL PADRE NUESTRO. Pero tan cierto como eso, podemos decir también, que no puede existir oración comunitaria, si no existe la oración individual. Ya que en la oración individual, es donde llevamos a cabo, el verdadero diálogo entre Dios y nosotros. Cómo Jesús, nos enseñará en el evangelio del próximo domingo.

El fruto, el éxito y la eficacia de la oración está en la oración misma, en la escucha abierta y sin límites. El fruto de la oración es la fuerza y la paz del Espíritu sobre nosotros. Ese es el aliento que el Padre siempre nos da. Porque es el que más necesitamos.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida, en la ORACIÓN individual. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma, en la ORACIÓN comunitaria, como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas.

Complementaremos esta reflexión con el comentario del Evangelio del próximo domingo, segundo de cuaresma, que escribiré mañana.


sábado, 21 de febrero de 2015

EVANGELIO DOMINGO 22 DE FEBRERO 2015. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.



Evangelio según San Marco 1, 12-15

"En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios; CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO".

COMENTARIO.-

Para poder comprender bien, el Evangelio de este domingo, debemos recordar los versículos anteriores a este texto evangélico.

Una voz grita en el desierto: "Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos", así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. (MC 1,3).

Debemos de recordar que el padre de Juan fue el sacerdote Zacarías (Lc 1, 5-23). Y su madre, Isabel, era de la familia de Aarón (Lc 1, 5), la más ilustre de las familias sacerdotales de Israel. El sacerdocio judío era hereditario, entonces lo lógico es que Juan, heredero de una familia sacerdotal por los cuatro costados, hubiera sido él también sacerdote, dedicado al culto religioso del Templo. Juan no se fue al templo para preparar el camino del Señor, sino que se fue al desierto. Y su misión nació y comenzó desde el desierto, desde los caminos, desde los campos.

Igual nos cuentan el Evangelio de hoy de Jesús. Jesús se retiró al desierto, para iniciar también, un cambio en su vida. El desierto simboliza la ruptura con el estilo de vida que se lleva. Cuando uno tiene que tomar una decisión importante en la vida, necesita alejarse de todo aquello que lo puede distraer, en la decisión que se debe de tomar. En esa soledad, se nos presentarán las grandes contradicciones que nos quieren impedir continuar escuchando la voz de Dios en nuestra conciencia, estas contradicciones y tentaciones son las que debemos desechar. Jesús supo escuchar la voz de Dios y fue su conversión para predicar el Evangelio.

Jesús ha sido decisivo en la historia de la humanidad. Lo ha sido, sobre todo, por su forma de entender la vida, las relaciones humanas, el poder, el valor del dinero, la extraordinaria importancia de los pobres, los últimos, los que sufren. Y también ha sido decisivo porque le dio un giro decisivo a la religión y a nuestra idea sobre Dios (H.Henne).

Quiero decir con todo esto, que los caminos del Señor, los caminos que nosotros debemos de ir preparando, no se preparan desde el Templo y las grandes ceremonias del Templo, sino desde la vida real del entorno que nos ha tocado vivir. Desde nuestra relaciones con los demás, desde nuestra dedicación a los pobres, marginados, los últimos y los que sufren. Desde nuestro comportamiento ético en vida social, familiar y profesional, utilizando el poder para beneficio de todos, creando justicia, valorando el esfuerzo, el trabajo bien realizado.

Actuando de esta manera, seremos verdaderos seguidores de Jesús, portadores de su Evangelio, y constructores del Reino de Dios en la Tierra.


CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO. EL EVANGELIO, ES EL CAMINO PARA LA CONVERSIÓN. LEED EL EVANGELIO.

viernes, 20 de febrero de 2015

BIENAVENTURANZAS DE LA CUARESMA

Felices quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.

Felices quienes durante el tiempo de Cuaresma, y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo, de los programas basura de la televisión, de las críticas, de la indiferencia.

Felices quienes intentan en la cotidianidad ir suavizando su corazón de piedra, para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la com-pasión, la indignación teñida de propuestas.

Felices quienes creen que el perdón, en todos los ámbitos, es uno de los ejes centrales en la puesta en práctica del Evangelio de Jesús, para conseguir un mundo reconciliado.

Felices quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa, y hacen un espacio en el desierto de su corazón para que el silencio se transforme en soledad sonora.

Felices quienes recuerdan la promesa de su buen Padre y Madre Dios, quienes renuevan a cada momento su alianza de cercanía y presencia alentadora hacia todo el género humano.

Felices quienes cierran la puerta a los agoreros, a la tristeza y al desencanto, y abren todas las ventanas de su casa al sol de la ilusión, del encanto, de la belleza, de la solidaridad.

Felices quienes emplean sus manos, su mente, sus pies en el servicio gozoso de los demás, quienes más allá de todas las crisis, mantienen, ofrecen y practican la esperanza de la resurrección a todos los desvalidos, marginados y oprimidos del mundo. Entonces sí que habrá brotado la flor de la Pascua al final de un gozoso sendero cuaresmal.


Miguel Ángel Mesa

miércoles, 18 de febrero de 2015

COMENZAMOS EL TIEMPO DE CUARESMA. VOLVAMOS AL DESIERTO, COMO EL SEÑOR.

Hoy miércoles 18 de febrero comenzamos la CUARESMA. La CUARESMA es el tiempo litúrgico, que empieza el Miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo.

CUARESMA significa " cuarenta " y se aplica a los 40 días de intensa preparación, meditación y conversión para celebrar la fiesta de la PASCUA. Pues no se entiende la Cuaresma si no es en función de la PASCUA - culminación de nuestra fe -.

Hoy, Miércoles de Ceniza, cuando acudamos a la imposición de la ceniza se nos recordará: “CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO". Convertirse significa " volver ", " cambiar ", " renovar”. Pero este proceso de cambio, debe de llegar a través de nuestra reflexión en estos días.

Según, se recoge en los evangelio, Juan el Bautista, tuvo la misión de "preparar los caminos del Señor" (Mc 1, 3; Is 40, 3).

El padre de Juan fue el sacerdote Zacarías (Lc 1, 5-23). Y su madre, Isabel, era de la familia de Aarón (Lc 1, 5), la más ilustre de las familias sacerdotales de Israel. El sacerdocio judío era hereditario, entonces lo lógico es que Juan, heredero de una familia sacerdotal por los cuatro costados, hubiera sido él también sacerdote, dedicado al culto religioso del Templo.

Sin embargo, Juan no se fue al templo a formarse como sacerdote, sino que se fue al desierto (Lc 1, 80). Y su misión nace y comienza desde el desierto, desde los caminos, desde los campos.

Quiero decir con todo esto, que los caminos del Señor, no se preparan desde el Templo y las ceremonias del Templo, sino desde la vida profética de un hombre que en la soledad del desierto, supo cambiar, renovar, meditar su fe.

Igualmente nos cuentan los Evangelios de Jesús. Jesús se retiro al desierto, para iniciar también, un cambio en su vida.

Esta debe de ser nuestra misión en Cuaresma, encontrar momentos de reflexión individual y comunitaria, que nos permitan dar un cambio en nuestra vida.


¿En qué hay que cambiar?. En actuar de manera, que seamos verdadero seguidores de Jesús, portadores de su Evangelio, para poder llevar a cabo la construcción del Reino de Dios en la Tierra.

sábado, 14 de febrero de 2015

EVANGELIO DOMINGO 15 DE FEBRERO 2015. 6º DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Marcos 1, 40-45

“En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso, suplicándole: "Si quieres, puedes limpiarme". Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio". La lepra se le quitó inmediatamente y quedo limpió. Él lo despidió, encargándole severamente: “No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tú purificación lo que mandó Moisés". Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se queda fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes".

COMENTARIO.-

Un domingo más podemos comprobar que en la vida de Jesús, existe una cosa fundamental, que asume como suya, el sufrimiento de las personas. Pero no solamente el sufrimiento físico, sino también el sufrimiento social.

Marcos nos relata, en el evangelio de este domingo, la experiencia que los seguidores de Jesús vivieron, ante un hombre excluido de la comunidad religiosa y por lo tanto también de la vida social, por ser leproso. La lepra era considerada en tiempo de Jesús, un castigo de Dios, que quedaba palpable su impureza en el rostro y la piel del leproso.

La soledad, la marginación que sufría ese hombre, conmovió a Jesús de tal manera, que extendió la mano, lo toco y lo acogió. El evangelista, no nos quiere hacer llegar, como lo más importante, la curación física del leproso, sino más bien, la acogida por parte de Jesús de todos aquellos que eran excluidos de la comunidad judía y de la sociedad. En definitiva, Jesús le transmite la acogida de Dios, de su amor.

Nuestras comunidades dominicales, están llenas de personas normalmente bien acomodadas, siendo difícil ver en ellas, personas marginadas socialmente (inmigrantes, vagabundos, prostitutas, homosexuales, toxicómanos), que son ayudados materialmente por nosotros; pero son invitados y acogidos a estar con nosotros.

Dentro de nuestras comunidades, también sigue pasando, igual que en tiempo de Jesús. Hoy son también muchos hermanos nuestros, los que nos abandonan porque nuestras leyes y dogmas nos apartan del verdadero mensaje de Jesús. Son excluidos de nuestras comunidades, porque son divorciados, separados, o sus enseñanzas o pensamientos, no coinciden con la del pastor de la comunidad.

Lo que más necesitamos hoy en días todos, y posiblemente todos aquellos hermanos nuestros, que están alejados de nosotros, y todos aquellos que nos van abandonando silenciosamente, es que nos enseñen como Jesús. Una enseñanza, libre de doctrinas y normas e imposiciones absurdas, que las mayorías de las veces son sufrimiento y dolor para algunas personas.

Nuestra enseñanza debe de ser el evangelio, la buena noticia, la acogida de todos, la escucha de todos. Esta es la única enseñanza, que hará nacer el Reino de Dios en el interior de nosotros.

El próximo miércoles 18 de febrero comenzamos la CUARESMA. La CUARESMA es el tiempo litúrgico, que empieza el Miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo.

El Miércoles de Ceniza, cuando acudamos a la imposición de la ceniza se nos recordará: “CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO". Convertirse significa " volver ", " cambiar ", " renovar”. Pero este proceso de cambio, debe de llegar a través de nuestra reflexión en estos días.

Esta debe de ser nuestra misión en Cuaresma, encontrar momentos de reflexión individual y comunitaria, que nos permitan dar un cambio en nuestra vida.

¿En qué hay que cambiar? En actuar de manera, que seamos verdadero seguidores de Jesús, portadores de su Evangelio, para poder llevar a cabo la construcción del Reino de Dios en la Tierra.


lunes, 9 de febrero de 2015

CONOCIMIENTO DE JESÚS O SEGUIMIENTO DE JESÚS.

Debemos recordar que llevamos décadas hablando de la urgencia de la nueva evangelización. De esa nueva evangelización dirigida más bien a aquellos que se han alejado de la Iglesia en los países de antigua cristiandad. Fenómeno que, existe con diversos matices también en los países donde la Buena Noticia ha sido anunciada en los últimos siglos, pero todavía no ha sido suficientemente acogida hasta transformar la vida personal, familiar y social de los cristianos.

Al hilo de todo esto, es frecuente escuchar en ciertos ambientes clericales que, "después de dos mil años de evangelización, la Iglesia se encuentra hoy con que Jesucristo sigue siendo muy poco conocido y muy poco amado". Especialmente en "los países de vieja cristiandad", donde se dan "movimientos de apostasía implícita o explícita". Frente a la "situación de incertidumbre", se promulga el ejemplo del Evangelio, "una oferta a contracorriente".

Cuando uno piensa un poco detenidamente estas palabras, se plantea si la cuestión está en el conocimiento de Jesús o en el seguimiento de Jesús.

La realidad es que la espiritualidad cristiana ha sido pensada y explicada durante mucho tiempo por clérigos en general, creyendo siempre su superioridad sobre los laicos "mundanos". Con lo que se caracterizó más en un sometimiento de la religión, que en un conocimiento de Jesús. Ya que la religión somete a sus fieles mediante la presión sobre la conciencia, manipulando hábilmente los sentimientos de culpa, los miedos al castigo divino y otros oscuros sentimientos. Como se ha dicho muy bien, "la obra maestra del poder consiste en hacerse amar" (P.Legendre).

Pero cuando los laicos "mundanos", deciden profundizar en su fe y empiezan a leer los evangelios y a realizar una exégesis de ellos. Observan que la obra maestra de Jesús consiste en hacernos libres. Y con una libertad al servicio de la misericordia.

No es, que no se conozca, ni se ame a Jesús, sino que, posiblemente el problema es que, no se conoce, ni se ama al Jesús, que muchas veces los clérigos quieren presentar.

El seguimiento de Jesús, es lo que hoy la sociedad nos demanda a aquellos que nos llamamos sus seguidores. Y este debe de ser desde mi punto de vista el objetivo de "La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana".


Ya que para evangelizar, antes debemos de ser evangelizados.

sábado, 7 de febrero de 2015

EVANGELIO DOMINGO 8 DE FEBRERO 2015. 5º DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio según San Marco 1, 29-39

"En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a serviles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te busca". Él les respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido". Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios".

COMENTARIO.-

El Evangelio de este domingo nos relata dos cosas muy importante en la vida de Jesús. Una, la preocupación por la salud y el bienestar de las personas y la otra la oración.

La práctica de curación, la lucha contra el mal, es decir, la praxis liberación del ser humano… es la práctica habitual de Jesús. Tan importante como hacer el bien, es evitar el mal, y luchar contra él: dar la vida en la tarea de procurar la paz, la salud, el bienestar, la felicidad… a todos aquellos que la han perdido. Ser cristiano es, entre otras muchas cosas, luchar contra el mal, no quedarse de brazos cruzados o ensimismado en los propios asuntos, cuando vivimos en un mundo con las cifras escalofriantes de pobreza y miseria que hoy padecemos.(Koinonia).

Pero lo más destacado de este relato es que la oración era muy importante y muy frecuente en la vida de Jesús. En los evangelios abundan los datos y detalles sobre este asunto de la oración en Jesús ( Mc 1, 35; 6, 46; 14, 32; Mt 14, 23; 19, 13; 26, 36; Lc 3, 21; 5, 16; 12, 9; 11, 1; 22, 41).

Jesús vio que necesitaba orar al Padre. Lo necesitaba mucho. Y con frecuencia. Para orar no se iba al templo, sino a sitios solitarios, al campo, al monte. Y así pasaba noches enteras en oración.

La clave de la humanidad de Jesús está en su espiritualidad. Es decir, Jesús fue tan profundamente humano por causa de la relación tan frecuente y profunda que tuvo con la fuente de toda humanidad. La condición humana, tal como de hecho existe -mezclada y fundida con la inhumano y con la deshumanización-, no da de sí que un hombre, que fue "como uno de tantos"(Fil 2,7), fuera tan plenamente humano que en él no cabía inhumanidad alguna. Por eso Jesús necesitó recurrir tanto al Padre. Y por eso lo necesitamos todos, si es que de verdad queremos ser profundamente humanos y sintonizar con todo lo verdaderamente humano.( J.M.Castillo)


«Anunciar hoy el Reino» no es cuestión de sólo palabras; exige simultáneamente construirlo. La «evangelización», la nuestra, ha de ser como la de Jesús. Su «anunciar» la buena noticia no es cuestión de simplemente transmitir información… sino de hacer, de construir, de luchar contra el mal, de sanar, curar, rehabilitar a los hermanos, ponernos a su servicio, acompañar y dignificar la vida que, en todas sus manifestaciones, es manifestación de la mano creadora de Dios.(Koinonia).