sábado, 30 de mayo de 2015

EVANGELIO DOMINGO 31 DE MAYO 2015. SANTÍSIMA TRINIDAD.

Evangelio según san Mateo 28, 16-20.

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

COMENTARIO.-

La liturgia de este domingo nos lleva a celebrar la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Este dogma quedó fijado en la Iglesia el año 381, en el Concilio primero de Constantinopla. Lo que quiere decir, que en los tres primeros siglos de la Iglesia no se conoció el dogma de la Trinidad. Y esto no tiene nada de raro, pues por mucho que hacemos una lectura profunda de los Evangelios, podremos observar dos cosas. Primera; que en los evangelios no encontramos una definición de Dios. Solamente en la carta de Juan se nos dice que Dios es amor. Segunda que Jesús, no se ocupa de ofrecer una doctrina de Dios, como a lo largo de los tiempos los teólogos han llevado acabo sobre el misterio de la Trinidad. He de recordar que solo al final de los evangelios de Marcos 16, 15-16 y Mateo 28, 18-20 se bautiza en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En el Nuevo Testamento lo que aprendemos es la fe en Dios como Padre, en Jesús como Hijo, y en el Espíritu Santo. Claro cuando nos olvidamos de esto, vienen las fuertes controversias teológicas que dan lugar a pensar por el Credo que “Dios es Padre Todopoderoso”, mientras que por el evangelio encontramos que este Padre es “grande en Misericordia”. En el Credo vemos que Jesús es “de la misma naturaleza que el Padre, que padeció por nuestro pecado, fue muerto y sepultado”. Por el Evangelio aprendemos que Jesús fue de naturaleza humana, sencilla, humilde y honrada, que se preocupó de los pobres y marginados de la sociedad.  El Credo nos dice que el Espíritu es “Señor y dador de vida”, desde el Evangelio se nos enseña que el Espíritu nos enseña la verdad.

Por eso el evangelio de hoy, nos dice y nos manda a hacer discípulos en nombre de la misericordia de Dios Padre,  con la forma de actuar y de vivir de Jesús y dejándonos llenar de la verdad del Espíritu.

NO EXISTE EXPERIENCIA DIVINA, SI NO ESXISTE ANTES EXPERIENCIA HUMANA.


Hoy, celebramos también la Jornada Pro Orantibus, “SÓLO DIOS BASTA”. Año de la Vida Consagrada. Año Jubilar Teresiano.  leer el post anterior.


.

viernes, 29 de mayo de 2015

JORNADA PRO ORANTIBUS. SÓLO DIOS BASTA. Año de la Vida Consagrada. Año Jubilar Teresiano. Domingo 31 de Mayo.



Bajo el lema “SÓLO DIOS BASTA” y dentro del Año jubilar Teresiano dedicado a la Vida Consagrada, celebraremos el próximo domingo 31 de Mayo, la “Jornada pro Orantibus”,  coincidiendo con la solemnidad de la Santísima Trinidad. Jornada dedicada a la oración por cuantos en la Iglesia se han consagrado a la vida contemplativa.

A lo largo de la historia de la Iglesia, el Pueblo de Dios, ha ido configurando una serie de carismas y espiritualidades en órdenes religiosas, cuyos miembros han deseado un objetivo común, dedicar formalmente su vida a Dios. Espiritualidades, que nacieron en una mentalidad, de un tiempo concreto y que posiblemente hoy en día, muchos no le encuentran sentido, ni comprenden.

Pero que con su existencia, nos invitan en primer lugar a reconocer el valor de la oración, que el mismo Jesús practicaba en las madrugadas o en las noches para ponerse a la escucha de cuanto le Padre le decía; y en segundo lugar nos invitan a la adoración eucarística, presencia real de Jesucristo en el sacramento.

Es verdad, que nuestros conventos están mermados en número y altos en la edad de las personas que los habitan. Esto nos hace pensar obsesionadamente en su futuro y pedimos a Dios nuevas vocaciones. Lo cual, me parece correcto. Pero creo, que también debemos aprovechar esta jornada para dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, y hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:

- ¿Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta sociedad?

- ¿Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna?


Mientras el Espíritu nos ilumina, hermanos nuestros han decidido dedicar su vida a la contemplación. Forman parte del Pueblo de Dios y por lo tanto es justo, que nosotros dediquemos el domingo además de comprender el Misterio de la Trinidad a orar en favor de ellos, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud. Además de aprovechar el Domingo para visitar algún convento de clausura.

.

JORNADAS MARIOLÓGICAS. LA ASUNCIÓN DE MARÍA.


domingo, 24 de mayo de 2015

HOY 24 DE MAYO. FESTIVIDAD DE MARÍA AUXILIADORA.

El Magníficat (magnificat en latín) es un canto y una oración cristiana. Proviene del evangelio de Lucas 1:46-55 y reproduce las palabras que, según este evangelista, María, Madre de Jesús, dirige a Dios cuando visita a su prima Isabel, Lucas 1:13, madre de Juan el Bautista y esposa de Zacarías.

El nombre de la oración está tomado de la primera frase en latín, que reza Magnificat anima mea Dominum. Dentro de la Liturgia de las Horas, el Magnificat es el Canto Evangélico empleado en el rezo de las vísperas.

En aquel tiempo, María dijo: " Proclama mi alma la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava, y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hizo proezas con su brazo: dispersó a los soberbios de corazón, derribó del trono a los poderosos y enalteció a los humildes, a los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió vacíos. Auxilió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia-como lo había prometido a nuestros padres-en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Lucas, 1, 46-55.

Sea cual sea el origen de este canto, lo que debemos de tener en cuenta es el sentimiento de alabanza a Dios, que transmite este canto en boca de María. María en este canto, nos manifiesta su creencia en el Dios de la misericordia y no cree en un Dios terrible, amenazante y violento que recogía las antiguas escrituras. Por eso, según el Dios que da sentido a nuestra vida, así son los sentimientos que cada cual alimenta y contagia a los demás.

El problema preocupante, que plantea el Magnificat, está en que nuestro comportamiento en la vida no coincide con el proyecto de Dios. Dios nos plantea un cambio completo a las situaciones sociales. Pero somos nosotros, los que no estamos dispuestos a colaborar y llevar a cabo esos cambios, sino que hacemos todo lo contrario. Por eso lo soberbios, poderosos y ricos siguen en sus tronos, mientras que los humildes y hambrientos aumentan cada día.

Sea lo que sea de la historicidad de estos datos, lo que importa es la lección religiosa que plantea el evangelio de Lucas: cuando Jesús viene a este mundo, el sacerdocio enmudece y no tiene ya nada que decir, mientras que la mujer sencilla del pueblo sin importancia pronuncia el proyecto subversivo de la "misericordia" del Señor: "desbaratar los planes de los arrogantes, derribar del trono a los poderosos, encumbrar a los humildes, colmar de bienes a los hambrientos y despedir a los ricos con las manos vacías" (Lc 1, 50-53).

Hoy festividad de MARÍA AUXILIADORA, tenemos un hermoso ejemplo. MARÍA es, modelo de fe, modelo de esperanza, modelo de creyente, modelo de evangelización, modelo de vida con los signos de los tiempos.

FELIZ DIA A LA FAMILIA SALESIANA, DE LA CUAL APRENDÍ EL AMOR A MARÍA AXILIADORA.


.

sábado, 23 de mayo de 2015

EVANGELIO DOMINGO 24 DE MAYO 2015. PENTECOSTÉS.

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:- «Paz a vosotros.»

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.

Jesús repitió: - «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: - «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.».

COMENTARIO.-

La liturgia de la fiesta de Pentecostés, nos recuerda el momento en que los primeros discípulos del Señor, reciben el Espíritu Santo.

Tras la ida del Señor, el domingo pasado, los discípulos tienen miedo y se encuentran desconcertados. No son conscientes de la nueva buena que tienen sus manos. Por eso, el Señor lo visita y les dice, vamos fuera de aquí, a proclamar al mundo la buena noticia.

Para ello, el Señor exhaló su aliento sobre ellos. Es decir, los creo de vivida y les hizo ver, que ahora son ellos los que tienen que continuar la construcción del Reino de Dios, inspirados en su Espíritu.

Por eso decimos que es en Pentecostés, cuando nace la Iglesia. Es a partir de este momento, cuando los discípulos empiezan a organizarse, para poder llevar el mensaje de la buena nueva al todo el mundo.

Como podemos ver Pentecostés, es la gran fiesta de la nueva creación y reconciliación.

Posiblemente, ahora puede que necesitemos un pentecostés más que nunca. A lo mejor, iluminados por el Espíritu, necesitamos hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:

-¿Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta cultura moderna?

-¿Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna?.

DIFUNDIR Y PROCLAMAR EL EVANGELIO. SED ALIENTO DE DIOS. PÁSALO.


 .

viernes, 22 de mayo de 2015

ESPERANDO EL ESPÍRITU SANTO.

El pasado domingo, celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor. Jesús se nos fue.
Pero Jesús no deja abandonados a sus amigos; al contrario, les envía los dones necesarios, a través del Espíritu Santo. Venida del Espíritu, que celebraremos el próximo domingo, en la fiesta de Pentecostés.
Pentecostés (del griego " el quincuagésimo día “), a los cincuenta días de la Pascua de Resurrección. El fondo histórico de esta fiesta, está basado en la fiesta judía llamada Shavuot (fiestas de las semanas), durante la cual se celebra el quincuagésimo día de la aparición de Dios a Moisés en el monte Sinaí, por lo tanto el día de Pentecostés también se celebra la entrega de la Ley (mandamientos), al pueblo de Israel.

Con la fiesta de Pentecostés, se pone fin al tiempo Pascual.

Por eso, creo que sería muy conveniente, que en estos días que nos quedan hasta el domingo, que reflexionáramos un poco sobre las experiencias que hemos tenido en este tiempo pascual.

- ¿La figura de Jesús, ha revolucionado tu concepto de Dios?

- ¿La figura de Jesús, ha revolucionado tu compromiso en cuestiones sociales, políticas, económicas?

- ¿La figura de Jesús, te plantea una manera nueva de entender la vida?

Yo creo, que la figura de Jesús revolucionó el concepto de Dios, y por tanto la experiencia de la religión. Es un personaje enteramente revolucionario: en cuestiones sociales, políticas, económicas, pero, antes, en el tema de la religión y de Dios.

Jesús cambió el concepto de Dios. Por lo que, el cristianismo debe de presentar una manera de entender a Dios, que se ha humanizado en este hombre que fue Jesús.
Una vez que vivamos el nuevo Pentecostés, esta debe ser nuestra misión. La misión de la Iglesia, que nace en ese momento (tema que ya hablaremos más adelante).


Abramos, nuestro corazón y nuestra mente al Espíritu.

martes, 19 de mayo de 2015

LA TAREA DEL ESPÍRITU ES CONTEMPLAR Y ACTUALIZAR EL MENSAJE DE JESÚS.

Es importante tener en cuenta cuando leemos el Evangelio de Juan, que es uno de los últimos escritos del Nuevo Testamento. Posiblemente cuando se escribió, cabría pensar que ya estaba todo dicho y que, por tanto, ya se clausuraba la revelación de Dios por medio de Jesús. Pues no es así. La revelación se sigue completando y se sigue actualizando.
Por eso el evangelista nos dice: " dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros". Lógicamente, aquel hombre, que fue Jesús, no podía decir todo lo que hay que decir, a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo. Jesús vivió en un tiempo determinado, un tiempo y una cultura que ya no existe. Con esta expresión el evangelista nos quiere hace ver, que Jesús dejaba un mensaje que trascendía el tiempo y el espacio. Un mensaje también para nosotros. Y para todos los ciudadanos de todos los tiempos y de todas las culturas.(Castillo).


Aún le queda, pues, mucho que decir a Jesús. En cuanto que el Espíritu va diciendo a la Iglesia de todos los tiempos, y al mundo de todas las culturas: lo que tenemos que ver y cómo lo tenemos que ver; cómo debemos explicar lo que va ocurriendo. Y cómo tenemos que vivir el mensaje que nos dejó Jesús.

sábado, 16 de mayo de 2015

EVANGELIO DOMINGO 17 DE MAYO 2015. ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

Evangelio según san Marcos 16,15-20.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:- «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

COMENTARIO.-

A nada más, que realicemos una breve comparación de los evangelios sinópticos, nos daremos cuenta de las siguientes consideraciones.

El evangelio de Marcos, que hemos leído, es el primero que se escribe y por lo tanto está más cerca de los acontecimientos. Sólo recoge al final de su evangelio y según los expertos de una manera añadida: " Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios”. Mc 16, 19.

El evangelio de Mateo, no dice nada de la ascensión del Señor. Este evangelio termina con la promesa de Jesús: " Sabes que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Mt 28, 20.

En el evangelio de Lucas. Se nos presenta un escenario distinto pues nos dice que: " Jesús se separa de ellos subiendo al cielo”.

Es en el Evangelio de Juan, el cual como hemos dicho muchas veces es el último que se escribe y que recoge con más experiencia las interpretaciones de las primeras comunidades. En Juan encontramos una despedida de Jesús a sus discípulos: " Yo me voy al Padre y vosotros estáis tristes.... Sin embargo, os conviene que Yo me vaya para que recibáis el Espíritu Santo”.

También en Hechos de los Apóstoles 1, 9-11 se nos relata la ascensión del Señor.

Que podemos aprender de todo esto. Que la fiesta de la Ascensión, lo que nos viene a decir, es que una vez terminada la presencia física de Jesús, vivimos " EL TIEMPO DEL ESPÍRITU”. Es decir, comienza el tiempo de la madurez, la reflexión de todo lo vivido. Para que nosotros, con esa experiencia, e iluminado por el Espíritu, seamos capaces de crear nuevos caminos y de abrir nuevos horizontes a la luz de los signos de los tiempos, que nos permita construir el Reino de Dios en la Tierra.

La misión del Espíritu es darnos la fuerza que necesitamos para que este recuerdo de Jesús y la presencia de Dios sean siempre algo actual y presente en el mundo.


Por eso no debemos de olvidar que la Ascensión a los cielos, comienza en la tierra.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

.

viernes, 15 de mayo de 2015

CUARTO ANIVERSARIO DEL MOVIMIENTO 15 M. ¿QUÉ HA QUEDADO?

Hace exactamente hoy, cuatro años que a todos nos sorprendió la aparición pública y espontanea de lo que después se denominó el movimiento 15 M. Una iniciativa que suscitó diversidad de opiniones contrapuestas: indiferencia o rechazo para aquellos a los que no les interesa que las cosas cambien; para otros se trataba de una sana rebeldía juvenil, ráfaga de aire fresco que propiciada el despertar de miles de jóvenes que cambiaban su pasividad por una propuesta activa, muestra sin duda de su disconformidad ante la deficiente gestión de los asuntos públicos, que lejos de mejorar empeoran día a día, otros pensaban que era un movimiento violento de los antisistema. Entre esos jóvenes, había muchos católicos. Jóvenes católicos que se echaron a las calles para solicitar una regeneración democrática y unas condiciones de vida más justas para las personas que menos tienen.

Esta concentración espontánea y  experiencia piloto, si algo nos enseñó y de una forma demostrativa es que el pueblo tiene una rápida capacidad de organización social que permita revindicar de una forma democrática un nuevo cambio de la estructura democrática. Y así, quedó demostrado el pasado sábado, cuando nuevamente su capacidad de convocatoria, para celebrar y recordar el primer aniversario de dicho acontecimiento. Convocatoria que demostró, la madurez, el respeto a las normas democráticas establecidas, y que la democracia es el bien para todos y no para unos cuantos. Y sobre todo, de una juventud que no se resigna a la sumisión del poder político bajo la tiranía del poder financiero, y que pide y exige que no se debiliten o eliminen aquellos derechos que tanto costó lograr; rebelión pacífica que apunta también al hacer de los políticos y las normas por ellos establecidas. Una juventud acompañada de sus adultos, que reflejó también las inquietudes de muchos de ellos, que también se ha visto truncados y posiblemente marginados por su edad. Si una juventud, orgullosa de que la sabiduría y la experiencia de sus mayores les acompañara, le orientara y les enseñara.

Y esta es la conclusión a la que yo he llegado después de analizar con algunos jóvenes la situación desde una concepción cristiana de la vida. Ellos me recordaban  algunas afirmaciones de Jesús de Nazaret que iluminan los acontecimientos que estamos viviendo: «No se puede servir a Dios y al dinero» (Lc 16, 13); «Ay de vosotros que acumuláis riquezas para sí»; «Apartaos de mí porque tuve hambre, tuve sed, fui forastero (inmigrante), estaba desnudo, enfermo…y no me ayudasteis» (Mt 25, 31-46). En la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón condena la codicia y falta de humanidad poniéndose al lado de las víctimas del sistema y fustigando con dureza a los que acumulan riqueza (Lc 16, 19-30); En el sermón del monte proclama: «Dichosos los pobres por el Espíritu (los que renuncian a la riqueza), porque sobre estos reina Dios».

Es más alguno se preguntaba, si Jesús viviera hoy,¿ estaría con los indignados?

Estos acontecimientos sin duda alguna, los podemos vivir como una interpelación a construir una sociedad más humana, justa, fraterna y en paz.


viernes, 8 de mayo de 2015

EVANGELIO DOMINGO 10 DE MAYO 2015. 6º DOMINGO DE PASCUA.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 15, 9-17.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.

COMENTARIO.-

El evangelio de este domingo, es la continuación del domingo pasado, y se encuentra en el contexto de los evangelios que hemos leído durante toda la semana.
Lo que más llama la atención de este texto evangélico, es como Jesús nos hace ver que lo humano y lo divino está todo tan unido, que no es posible llegar a tener buena relación con Jesús o con el Padre, si nuestras relaciones humanas no son verdaderamente de amor.

Jesús no presenta este mandato del amor como una ley que ha de regir nuestra vida haciéndola más dura y pesada, sino como una fuente de alegría: «Os hablo de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud». Cuando entre nosotros falta verdadero amor, se crea un vacío que nada ni nadie puede llenar de alegría. (Pagola).

La alegría no es algo secundario en la vida de un cristiano. Es una manera de estar en la vida: la única manera de seguir y de vivir a Jesús. ¿Qué ha podido ocurrir para que la vida de los cristianos aparezca hoy ante muchos como algo triste, aburrido y penoso? ¿En qué hemos convertido la adhesión a Cristo resucitado? ¿Qué ha sido de esa alegría que Jesús contagiaba a sus seguidores? ¿Dónde está?.

Es evidente que, Jesús veía la religión de forma muy distinta, a como la vemos nosotros. Es más, podemos decir que la religión de Jesús, se parece muy poco a la de nosotros. Nuestra religión hoy ha puesto sus preocupaciones más, en tantas normas y cosas, que por mucho que leemos los evangelios no encontramos nada de eso, desplazando hacia un lado el verdadero mensaje evangélico.  De aquí, nace la gran crisis que tiene la Iglesia hoy, pues permanecemos más en nuestra religiosidad que en Jesús. “PERMENECER EN JESÚS”.


PROCLAMAR EL EVANGELIO COMO FUENTE DE AMOR , ALEGRÍA Y PERMANENCIA EN CRISTO.

martes, 5 de mayo de 2015

IGLESIA SERVIDORA DE LOS POBRES

Con un cierto retraso, la Conferencia Episcopal Española pone su reloj en hora con Francisco. Han sido casi tres años de evitar tomar las indicaciones que el nuevo pontificado estaba dando con toda claridad sobre la dimensión social de la Iglesia. Hemos podido ver, con dolor, cómo 'la Iglesia que peregrina en España' daba la espalda al sufrimiento de tantos millones de hombres y mujeres que han sufrido las consecuencias de la mal llamada crisis económica. La era Rouco, que tan mal epílogo ha tenido, no dejaba de emponzoñar la visión de la jerarquía patria sobre la situación social, económica y política, manteniendo las amarras con las políticas y los políticos responsables de esta catastrófica situación, que tiene tanto de inmoral como de injusta.

El documento que firma la Conferencia Episcopal, "Iglesia, servidora de los pobres", tiene la virtud de recoger los análisis sobre la crisis económica de Evagelii Gaudium y entonar un mea culpa, como vemos en el número 56 del documento:

“He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas”, dijo el Señor a Moisés (Ex 3,7). También nosotros Pastores del Pueblo de Dios hemos contemplado cómo el sufrimiento se ha cebado en los más débiles de nuestra sociedad. Pedimos perdón por los momentos en que no hemos sabido responder con prontitud a los clamores de los más frágiles y necesitados.

Efectivamente, la jerarquía de la Iglesia, que no la Iglesia, no ha sabido responder al clamor de los excluidos. La Iglesia, por medio de Cáritas y sus Informes, sí ha sabido mantener con firmeza la crítica profética que mana del Evangelio, pero la jerarquía no ha estado donde debía, haciendo, quizás, real político o encerrándose en una perspectiva individualista y reduccionista de la fe, lo cual no hace sino matar la fe y acabar con la posibilidad de llevar a cabo la tarea fundamental de la Iglesia, que no es otra que el Reino de Dios.

Muchos, al oír esta expresión, Reino de Dios, tuercen el gesto, recelando que quien lo expresa está marcado por el reduccionismo sociologista, como tantas veces se ha insinuado desde cierta perspectiva magisterial. Pero, si la Iglesia renuncia a construir el Reino de Dios aquí y ahora, ¿qué papel debe jugar la Iglesia? ¿Acaso la Iglesia debe limitarse al anuncio de un supuesto Reino ultramundano o meramente moral, espiritual en el sentido de la antigua fuga mundo? No. El Reino de Dios debe ser liberado de las concepciones gnósticas, docéticas y puritanas que durante muchos siglos se le han adherido en la Iglesia. Con las investigaciones sobre el Jesús histórico, especialmente con la Third Quest, podemos y debemos liberar la concepción original que leemos en los Evangelios. Como bien lo expresa Warren Carter, en el contexto del Imperio romano, el Imperio de Dios (traducción más exacta que Reino de Dios), se opone al Imperio romano, a cualquier Imperio. Por tanto, se trata de una realidad social, económica, política y, por supuesto, religiosa, irreductible a dimensiones meramente espiritualistas o a categorías morales. Se trata de un todo que no puede ser escindido sin destruirlo; es una realidad global que busca crear las condiciones de fraternidad, solidaridad y justicia social. Así lo entiende Francisco en el número 180 de Evangelii Gaudium:

Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales.

El Reino de Dios se construye en el mundo mediante el compromiso con las realidades políticas, sociales, económicas, morales y espirituales que ponen las bases para un mundo verdaderamente humano. Por eso, Francisco insiste en la necesidad de una economía basada en el servicio a la humanidad, no en el lucro, pues esta última, la economía capitalista, es la responsables del sufrimiento en el mundo. El neoliberalismo capitalista es el pecado estructural que se ha generado como exacerbación de los pecados personales y si no cambiamos ese sistema social por otro basado en una economía social y de comunión, como propone el documento episcopal, o una economía del Bien común, como propone en general la Doctrina Social de la Iglesia, será imposible que el Reino de Dios sea una realidad.

No podemos jugar a dos barajas, no podemos ser ingenuos, no podemos ser tibios: el capitalismo es el mal moral mayor de nuestra sociedad, y, aunque no será suficiente con cambiar el modelo social, sí será condición necesaria para esa transformación. Como recuerda el documento episcopal, siguiendo a Francisco, detrás de la crisis económica hay una grave crisis moral y espiritual, pero esto no debería querer decir que todos somos culpables de lo que sucede y que, por tanto,bastaría con un cambio moral individual. Este fue el error de Caritas in Veritate a la hora de proponer soluciones, error subsanado por Evangelii Gaudium. Necesitamos reformas estructurales de gran calado, acompañadas de transformaciones personales. Ahora bien, es imposible una cosa sin la otra. Sólo personas renovadas pueden construir una sociedad nueva. El Reino de Dios se construye con el hombre nuevo para una sociedad nueva.

El documento episcopal nos da unas pistas de trabajo para eliminar las causas estructurales de la pobreza, con lo que ha asumido el discurso de Francisco y el de Cáritas. En el número 49 se relacionan estas medidas integrales:

Los objetivos han de ser:
-       Crear empleo. Las empresas han de ser apoyadas para que cumplan una de sus finalidades más valiosas: la creación y el mantenimiento del empleo. En los tiempos difíciles y duros para todos —como son los de las crisis económicas— no se puede abandonar a su suerte a los trabajadores pues sólo tienen sus brazos para mantenerse.
-       Que las Administraciones públicas, en cuanto garantes de los derechos, asuman su responsabilidad de mantener el estado social de bienestar, dotándolo de recursos suficientes.
-       Que la sociedad civil juegue un papel activo y comprometido en la consecución y defensa del bien común.
-       Que se llegue a un Pacto Social contra la pobreza aunando los esfuerzos de los poderes públicos y de la sociedad civil.
-       Que el mercado cumpla con su responsabilidad social a favor del bien común y no pretenda sólo sacar provecho de esta situación.
-       Que las personas orientemos nuestras vidas hacia actitudes de vida más austeras y modelos de consumo más sostenibles.
-       Que, en la medida de nuestras posibilidades, nos impliquemos también en la promoción de los más pobres y desarrollemos, en coherencia con nuestros valores, iniciativas conjuntas, trabajando en “red”, con las empresas y otras instituciones; apoyando, también con los recursos eclesiales, las finanzas éticas, microcréditos y empresas de economía social.

Pues bien, acto seguido, para que no haya equívocos, el documento debería indicar qué políticas han sido responsables de esta situación, para que los católicos orienten su voto en las elecciones, no sólo por cuestiones morales, sino por cuestiones también políticas y económicas. En la base del análisis está que las políticas aplicadas en España desde 1993 son las causantes de la burbuja de 1999 a 2008 y de la posterior crisis. Esas mismas políticas, diseñadas para enriquecer a una minoría, son las que ahora empobrecen a las mayorías a costa de seguir enriqueciendo, más aún, a la minoría. Estas políticas criminales no pueden ser apoyadas con su voto por los católicos. Esto le falta decir a la Conferencia Episcopal. Al no decirlo, elimina la base del análisis y lo hace superfluo. Como Juan Bautista, hay que llamar al corrupto por su nombre, hay que denunciar las políticas y los políticos que aplican la injusticia, hay que hacer pública la oposición, aunque esto cueste la cabeza de quien lo hace. Cáritas lo hizo y el ministro del ramo pidió su cabeza. No lo consiguió, pero dejó en evidencia a quien no denuncia la injusticia contra los pobres.

El documento de la Conferencia Episcopal Española está en la línea correcta. En la línea del Evangelio, en la línea de Francisco, en la línea de los pobres. Pero, es necesario ser más precisos y contundentes con la crítica profética y la denuncia. Hay que ser coherentes con la propia fe y con la tradición. Espero que el próximo documento sea así.


Publicado por Bernardo Pérez Andreo

sábado, 2 de mayo de 2015

EVANGELIO DOMINGO 3 DE MAYO 2015. QUINTO DE PASCUA.

Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

COMENTARIO.-

Por mucho que, leemos y releemos los evangelios, podremos ver que los evangelistas no recogen nada de que Jesús, en el tiempo que convivió con los discípulos, fundara alguna institución, estableciera normas, leyes o reglamentos algunos. Si no que, por mucho que leemos los evangelios, lo que podemos encontrar según nos narran los evangelistas, es el estilo de vida de Jesús. Un estilo y forma de vivir que, cambió la mentalidad y el corazón de sus discípulos y de la gente que se acercaban a Él. Todos quedaron marcados por Él, por su espiritualidad.

Este es el verdadero problema que nos plantea el evangelio de este domingo. Permanecemos en Jesús, o en nuestras costumbres religiosas.

Por seis veces, el evangelio nos dice "PERMANECED EN MÍ".  Lo que Jesús les pide a los discípulos es que se mantengan firmes y tengan consistencia en lo que han aprendido y vivido junto a Él. Jesús es la vid, los que creemos en Él somos los sarmientos. Los sarmientos tienen vida porque les llega la savia de la vid, por eso permanecen en la vid.

“Si permanecéis en mí, yo permaneceré en él”. No podemos decir que estamos unidos a Cristo si no hacemos caso a sus palabras. Nos unimos no a un sentimiento o a un Jesús hecho a nuestra imagen, sino al Jesús del Evangelio. Debemos conocer, escuchar, permanecer en el Evangelio y ponerlo en práctica, en lo que sentimos, decimos o hacemos, para no caer en el engaño de decir que estamos muy unidos a Cristo y a la Iglesia, pero a lo que estamos unidos es posiblemente a una religiosidad que solamente sirve para dar sombra, que necesita poda, para no vivir en lo que el Papa Francisco llama “La mundanidad espiritual”.

Nos dice el Papa Francisco en su primera exhortación apostólica “Evangelli Gaudium” (en español, La alegría del Evangelio): “La mundanidad espiritual que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana y bienestar personal. Toma muchas formas, de acuerdo con el tipo de personas y con los estamentos en los que se enquista, por estar relacionada con el cuidado de la apariencia, no siempre conecta con pecados públicos, y por fuera todo parece correcto” (se pueden leer los números 93-101; 264-267; 281-283).

Este puede ser el problema hoy de nuestra Iglesia, que posiblemente no permanecemos en Jesús, y por eso, no trasmitimos vitalidad, alegría, luz, esperanza, ilusión. Porque, para transmitir esta vitalidad, debe de correr por nosotros la savia viva de Jesús, si esto no es así somos sarmientos secos.



PROCLAMAR Y LEER EL EVANGELIO COMO SAVIA QUE NOS HACE PERMANECER EN JESÚS.