Dice el Evangelio de Marcos
3, 13-19. En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña, llamó a los que quiso, y
se fueron con él. A los doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a
predicar, con poder para expulsar demonios: Simón, a quien dio el sobrenombre de
Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre
de Boanerges(los truenos), Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el
de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, que lo entregó.
Es lógico, que las primeras
comunidades cristianas, nacieran de las enseñanzas y el seguimiento de los
Apóstoles. La prueba palpable de ello, son las cuatro listas de nombres de los
apóstoles que se recogen en el Nuevo Testamento (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc
6,14-16; Hech 1, 13).
Según se desprende de los
textos evangélicos, este grupo de apóstoles tuvo durante su vida dos misiones.
La primera está ligada
indiscutiblemente al periodo de vida terrenal de Jesús. Según nos dice Marcos
en el evangelio, la misión de los apóstoles era en primer lugar ser su
compañero, es decir la de estar con Jesús, y anunciar a Jesús, con su
predicación.
La segunda misión, y más
importante viene después de la vida de Jesús. Pues, tras la ausencia del
Maestro, son ellos los que tienen y deben ser testigos del Resucitado.
Según podemos deducir de los
estudios del Nuevo Testamento, la Iglesia primitiva no tuvo idea de perpetuar
este grupo para siempre. Es verdad, que cuando se suicidó Judas, se reunieron
para volver a completar el número de doce, según se recoge en Hech 1, 15-26.
Pero posteriormente no se recoge, ninguna sucesión más en el Nuevo Testamentos,
libros que fueron escritos a partir de los años 60 después de la muerte de
Cristo. Con lo cual, si el tema sucesorio, hubiera sido algo importante en las
primeras comunidades, hubiera quedado reflejado en los textos de estas
comunidades.
La idea de la sucesión
apostólica y del episcopado surgió mucho más tarde, a finales del s.II,
llegándose a consolidar en el s.III (J.A.Estrada). Es por lo que se puede
afirmar que Jesús, no " ordenó " como sacerdote a los apóstoles.
Bajo el lema: "Destinados
a proclamar las grandezas del Señor", celebraremos la semana próxima, del
18 al 25 de enero (festividad de la conversión de San Pablo), la SEMANA DE
ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.
Las enseñanzas que los
Apóstoles, nos transmitieron es la de ser compañeros de Jesús, predicar su
mensaje y especialmente ser Testigo del Resucitado. Pero ser Testigo del
Resucitado, no es sólo hablar, sino actuar. Y hoy, necesitamos más actuar, que
hablar.
Sólo el seguimiento - que es
lo que Jesús les pidió a los discípulos - sería capaz de movilizar a la gente
para reorganizar una Iglesia más de acuerdo con el evangelio.
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