Es uno de los temas que han
marcado mayor controversia en el interior de la Iglesia católica en los últimos
años. El acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar podrá, al fin,
ser una realidad para los católicos, según algunas filtraciones de la
exhortación postsinodal "La Alegría del Amor" (Amores Laetitia), que
será presentada mañana al mediodía.
Así, según afirma el diario
Clarín, el Papa pondrá en manos de los obispos de todo el mundo la
responsabilidad de elegir o no un "camino penitencial" que por un
lado ratificará que el matrimonio católico es indisoluble por voluntad divina,
y por el otro brindará la posibilidad de que los divorciados y vueltos casar
por el rito civil puedan recuperar la comunión que les ha sido quitada, debido
a que viven en situación de grave irregularidad con sus nuevas parejas.
Para Juan Vicente Boo,
vaticanista del diario ABC,«La alegría del amor», que será presentado el
viernes a mediodía en el Vaticano, es un texto muy largo que recoge los dos
Sínodos de la Familia y, por lo tanto, mantendrá la línea de revalorizar la
toma de decisiones en conciencia, en diálogos privados entre los divorciados
vueltos a casar, su párroco o acompañante espiritual, y el respectivo obispo.
El hecho de que Francisco
haya encargado realizar la presentación al cardenal de Viena, Christoph
Schoenborn, uno de los teólogos más activos en el grupo de trabajo de lengua
alemana en el último sínodo, sugiere que el documento recogerá, probablemente, sus
sugerencias de estudiar cada caso en privado y en el «foro interno», es decir,
el de la conciencia personal. El propio Schonborn es hijo de padres
divorciados.
«Amoris Laetitia», como se
llama en latín la exhortación postsinodal, añadirá un nuevo impulso a la
integración de todas las personas en situaciones irregulares desde el punto de
vista del derecho canónico, que en bastantes lugares son más de la mitad de los
católicos.
En ese cuadro, los divorciados
vueltos a casar son una minoría muy pequeña en comparación con las parejas que
simplemente conviven sin casarse o bien que, en África, están pasando por las
diversas fases de matrimonios a prueba negociados entre las familias y no entre
los novios.
Los dos sínodos trataron
cuestiones delicadas como la preparación de los novios al matrimonio, la
transmisión de la vida, el acompañamiento pastoral de las familias, el acceso a
los sacramentos de las personas divorciadas y vueltas a casar o la acogida de
las personas homosexuales, entre otros importantes temas.
Tras las numerosísimas
propuestas que el Papa recibió de los padres sinodales y de destacadísimos
expertos de todo el mundo, Francisco fija ahora en este esperado documento las
líneas a seguir en la pastoral familiar que algunos consideran debilitada.
Para algunos, hay muchos
indicios de que el Papa pondrá en manos de los obispos de todo el mundo la
responsabilidad de elegir o no un "camino penitencial" que por un
lado ratificará que el matrimonio católico es indisoluble, y por el otro
brindará la posibilidad de que los divorciados y vueltos casar por el rito
civil puedan recuperar la comunión.
La mayoría de los obispos
alemanes coinciden en que el "camino penitencial" debe culminar en la
restitución de los sacramentos. Y lo aplicarán. Pero el cardenal alemán Gerhard
Mueller, prefecto para la doctrina de la Fe, y el influyente cardenal de
Guinea, Robert Sarah, que arrastra a la mayoría de las iglesias africanas,
sostienen que el "camino penitencial" no puede terminar en la
"segunda oportunidad" matrimonial que acepta la Iglesia Ortodoxa y
que evocó el argentino Francisco en una charla con periodistas meses atrás. Es
por esto que en la Iglesia católica pueden vivirse momentos tormentosos en un
futuro que cada vez es menos lejano.
R.D. 8-4-2016
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