viernes, 29 de abril de 2016

URGE UNA PRESENCIA VALIENTE Y SIN COMPLEJOS DE LOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA.

Transcurrida la legislatura más corta, de la joven democracia española, creo que en la inmensa mayoría de los españoles ha quedado la gran sensación de la desolación. Es lo que creo que siente la mayoría de los ciudadanos ante el fracaso para formar gobierno, al que se suma el que cada partido echa la culpa a los otros sin mirar aquello de "la viga en el propio" ojo. Y eso, a pesar de haber proclamado que "los ciudadanos no nos perdonarán si no conseguimos entendernos".

Lo cierto y verdad es que cada día nos levantamos con las preocupantes noticias de los casos de corrupción política, de los papeles de Panamá, de las noticias económicas, y ahora de las futuras elecciones a la que hemos sido abocados por no ser capaces los políticos de buscar el bien común de todos. Dos meses de campaña electoral escuchando nuevamente lo mismo. Dos meses, donde nuestros políticos se acordaran de los rostros sufrientes de los parados, de los pequeños empresarios que intentan con mil esfuerzo mantener a todos sus trabajadores y colabores, de la juventud mejor preparada que se tiene que marchar fuera de España, ….

Por otro lado, es cierto escuchar que no corresponde a la Iglesia jerárquica, como tal, actuar en el ámbito político para construir una sociedad justa, pero sí corresponde este papel y es urgente a los fieles cristianos laicos que actúan como ciudadanos bajo su propia responsabilidad. Pero tan cierto como esto, es que los fieles laicos deben estar apoyados y acompañados por sus pastores, con el mismo interés que se suponen colaboran en las tareas interna de la comunidad en favor del culto, la evangelización y la caridad.

Y más en estos tiempos donde el concepto de izquierda o de derecha, son concepto ya trasnochados y antiguos, pues la realidad nos lo demuestra. Hoy debemos de hablar de personas que buscan el progreso de la humanidad desde el mismo concepto humano, que en función de las circunstancias sociales, económicas y políticas, actúan con verdadera justicia e igualdad.

¿Pero qué partido o que candidatos actúan desde ese modo progresista?

Lógicamente esta pregunta nos lleva a mojarnos y hacer claros con nuestros principios civiles, religiosos y éticos.

Una persona o grupo político es progresista, cuando actúan como unos buenos gestores de la comunidad, en todos sus ámbitos económicos, sociales, culturales, éticos y religiosos.

No se puede tolerar la tardanza en los gobernantes en reconocer y asumir la crisis y adoptar medidas tardías, que con su engaño y mentira perjudican a los más indefensos de la sociedad. Pues, mientras que con dinero público, el de todos, hemos lavado a uno de los causante de esta crisis económica como ha sido el sector bancario. El cual, después de ser ayudado, en estos momentos, son incapaces de perdonar a aquellos que no pueden pagar su hipoteca, y que le devuelven el piso, la casa, el local o la nave industrial, y no consideran con ello extinguida su deuda.

Está crisis, ha sido el claro reflejo de la codicia humana. De la codicia de unos cuantos, que no han sufrido la oposición de unos gobernantes, que tendrían que haber velado por el interés de la mayoría, en lugar del de una minoría.

Me desconcierta unos gobernantes que dicen defender a los más desfavorecidos de la sociedad y que recortan ayudas sociales. Además de no valorar el esfuerzo social de esos más desfavorecidos, que pierden derechos a cambio de mantenerse grandes puestos en la clase política.

Por eso creo que es necesario ya, una presencia valiente, confesante y sin complejos de toda la comunidad católica en la vida pública, y no sólo de los seglares, sino todos los miembros de la comunidad.

El Señor nos pide no encender la luz debajo del celemín, sino ponerla sobre el candelero para que alumbre a nuestro alrededor. La levadura del Evangelio debe penetrar en el mundo de la acción política, en el mundo de la economía, del trabajo, de la cultura y del arte, el ocio, el mundo universitario, y de los medios de comunicación social… para orientar las realidades temporales según el corazón de Dios. Cristo vino para salvar al hombre, a toda la humanidad, en todos los tiempos y circunstancias.


URGE UNA PRESENCIA VALIENTE Y SIN COMPLEJOS DE LOS CRISTIANOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA.


"Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1).

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