sábado, 7 de mayo de 2016

EVANGELIO DOMINGO 8 DE MAYO 2016. FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

Evangelio según San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

COMENTARIO.-

La Iglesia celebra en este domingo la fiesta  de la Ascensión. Esta festividad de la Ascensión del Señor se presta y se ha prestado en muchas predicaciones y enseñanzas; a que nosotros los creyentes nos hagamos ciertos montajes imaginativos, sobre Dios, sobre el cielo y sobre la "otra" vida, que no son nada más que eso, representaciones fruto de nuestra imaginación y de a veces una inmadurez en nuestra fe.  Dios no está arriba en el cielo (aunque lo digamos en el Padrenuestro) al final del firmamento, sino que está aquí abajo,  en la conciencia de cada uno de nosotros.

Los cuarenta días que van de la Resurrección a la Ascensión, no indican fechas fijas, como nosotros podemos calcular y pensar. Estas ideas no son sino "proyecciones" humanas que nosotros hacemos sobre realidades divinas, que no podemos saber. El ejemplo es que hoy en día lo celebramos a los 43 días y todo el mundo lo acepta perfectamente

El acontecimiento de la Ascensión no es sino una forma de comunicar las primeras comunidades cristianas que el Resucitado fue Glorificado. Pero también debemos de tener mucho cuidado cuando presentemos esa glorificación de Jesús, ya que esa glorificación de Jesús, no puede presentarse de forma que dé pie a pensar que Jesús se aleja para siempre de este mundo y, menos aún que Jesús se diviniza hasta tal punto que, por eso mismo, nos resulta menos humano. Todo lo contrario: la Ascensión de Jesús es, y debe ser, la más entrañable humanización suya. Y también la nuestra. La Ascensión también nos habla de nuestro futuro, de esperanza, de nuestra glorificación. Nos hace levantar nuestra mirada al Dios de Jesucristo, ya glorificado, y eso nos anima para hacer realidad el Reino de Dios y para que un día estemos todos glorificados en Él, después de nuestra muerte.

En definitiva, esta fiesta de la Ascensión del Señor, no se trata de subir, ni de bajar. Se trata simplemente de que llegado un tiempo (40 días en este caso), la comunidad cristiana debe de empezar a madurar en la fe y en su misión sin la verdadera presencia física de Jesús; nos viene a decir que aquel desconocido vecino de la aldea de Nazaret, trabajador artesano hasta los treinta años, en un momento de su vida es fiel al designio de Dios, de una manera libre, y que en coherencia a esa libertad actual en función de la voz de la conciencia que es la del Padre, para hacer lo que el Padre le pedía y esperaba de él; la construcción del Reino de Dios en la tierra y no en el cielo.

EL CAMINO DE JESÚS, ES EL ÚNICO CAMINO PARA QUE SEAMOS GLORIFICADO.


DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario