domingo, 15 de mayo de 2016

UN LUSTRO DEL 15-M. LA PAZ SOCIAL, NACE DE LA JUSTICIA SOCIAL


Ha transcurrido un lustro del llamado 15-M, cuando el movimiento "democracia real, ya"; hizo acto de presencia en nuestra sociedad. Al principio, todos pensábamos que ya era hora de que la ciudadanía se levantara y expresara su indignación ante la situación social y económica que estamos viviendo.

Transcurridos estos cinco años, se dice, que este movimiento, ha perdido fuerza, se ha desvanecido en ciertas fuerzas políticas, sindicales, que han apagado su ímpetu, etc…

Desde mi punto de vista, lo que creo que ha podido pasar son dos cosas. La primera de ella, es tipo sociológico, en el sentido que se demuestra que cualquier organización humana debe de estar jerarquizada. Digo esto, porque el 15-M, nació con la idea de la no existencia de organización alguna y esto ha hecho que al no existir alguien que aglutine el grupo, el grupo se disuelva y los que optaron por organizarse han dado lugar a esas agrupaciones políticas afines a esas ideas, en un principio. El segundo tema, esta posiblemente en que, en dicho movimiento hayan impulsos y aspiraciones muy diversas y han corrido el peligro de ser absorbido por otras fuerzas más interesadas en otros objetivos.

Pero lo que sí está claro de todo este movimiento desde mi punto de vista, es la existencia de personas que con sus denuncias limpias, aspiran a crear una sociedad más justa y solidaria.

Por eso, independientemente del devenir de este movimiento, una cosa si es clara, que el cabreo de quienes padecen la crisis sin haberla causado es comprensible. Porque no se puede admitir que existan familias y  personas que pasen grandes necesidades, personas que no pasan necesidades materiales pero ven como su vida también ha quedado frustrada en su satisfacción profesional, laboral y personal. Personas que han perdido lo más grande que puede tener un ser humano, que es su casa; el lugar donde ha realizado sus sueños familiares, sus esperanzas, sus ilusiones. Mientras que los bancos y sus directivos, políticos de toda índole, se han forrado, han engañado a la hacienda pública que se supone que somos todos y en algunos casos hasta se le ha perdonado.

En España hay una distancia creciente entre buena parte de la sociedad y sus representantes políticos. Y el resultado se traduce en desesperanza y desencanto.  Ignorar lo que está pasando en la calle y en las redes sociales puede ser de irresponsable.

Como creyente cristiano y miembro de la Iglesia Católica, que se siente interpelado a evangelizar y ser testigo de la esperanza que hemos recibo y que se verá reforzada con la venida del Espíritu en el domingo hoy. Creo que, hay motivos para apostar por una regeneración ética de nuestra sociedad, por parte de la presencia activa de los cristianos en la vida pública y política, donde con nuestra presencia se dé luz a los valores que emanan del evangelio y del concilio vaticano II en su Gaudium Spet, siendo una alternativa creíble y factible para implicarnos en esa regeneración ética de la sociedad.


"Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1).

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